Devórame

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Kevin y Taylor

Prólogo

Dos años atrás

_____ miró inquisidoramente a Dean mientras éste dormía en su estrecha y vieja cama. Las blancas e impolutas sábanas le daban un aura mística y soberbia que estaba a punto de destruir el poco ego que le quedaba. La luz que entraba por la ventana abierta bañaba su pelo castaño claro, provocando que éste soltara reflejos dorados que acentuaban su belleza, que podría competir con la del mismísimo Apolo.

Uno de sus perfilados brazos descansaba sobre la almohada, y tenía la cara apoyada en dicho lado. Odiaba que siempre fuese tan perfecto y que, al despertarse, pareciese más un modelo de ropa interior que un tipo corriente recién levantado.

Estaba deseando que dejara de dormir para ver aquellos hermosos ojos azules sobre su persona, haciéndola sentir afortunada de tener a un hombre de su talla junto a alguien como ella.

Contuvo el suspiro que estuvo a punto de salir de sus labios y apoyó la cabeza entre sus manos. ¿Podía llegar a ser más atractivo? ¿Podía algún hombre superar aquel halo de masculinidad y belleza que desprendía por cada poro de su piel?

Conocía perfectamente la respuesta. No.

Y lo malo era que no le gustaba sentir esa clase de sentimientos tan... extremos.

En lo más hondo de su ser, sabía perfectamente que Dean no sentía lo mismo que ella. Él no la necesitaba ni la amaba de igual forma, pero a pesar de todo lo quería a su lado.

Lo necesitaba.

Llevaban cinco años de relación y cada día que pasaba era para _____ como una especie de milagro. Recordó con una sonrisa el día que se conocieron.

_____ había estado trabajando en un cáterin durante dos años para poder ganar algo de dinero antes de convertirse en diseñadora. Precisaba tener fondos ahorrados por si, finalmente, su sueño acababa estrellado, tal como su familia afirmaba que ocurriría.

Su último trabajo en el cáterin le dio la oportunidad de conocer a Dean, un modelo estadounidense cuya carrera estaba despegando. Había aparecido en vídeos musicales de algunos cantantes internacionales, así como en anuncios de colonias y zapatos.

_____ se había acercado a su grupo con una bandeja repleta de bebidas, y sus ojos se clavaron en ella con agradecimiento e interés.

Fuertes, carismáticos...

Mentiría si dijera que a partir de ese momento él fue tras ella, porque no resultó así. Más bien toda su historia había sido lo contrario a lo que cualquier mujer habría deseado.

A lo largo de la noche y tras ver que él no se acercaba, al terminar su turno decidió arreglarse un poco en los baños femeninos e ir hacia él con su mejor sonrisa, sacando a la superficie aquella coquetería que muchos hombres solían encontrar fresca.

_____ siempre había tenido en su cabeza que el «no» ya lo tenía desde un primer momento, así que ¿por qué no intentarlo de todos modos?

Poco a poco fueron quedando con más frecuencia, hasta que transcurrió un año. Ella había estado deseando llegar al dichoso primer aniversario para poder dejar claras sus intenciones y poder decir, de una vez por todas, que aquel hombre era su novio.

Su familia comenzó a tratarla de una manera completamente distinta al conocerlo, como si _____ hubiese conseguido ingresar realmente en la familia. Su hermana, aquella mujer fría que no dejaba ver sus sentimientos, se mostró hasta sorprendida.

La satisfacción que sintió _____ en aquel momento fue superior a ninguna otra.

Mirando el despertador de la mesita de noche, se estiró perezosamente y movió con suavidad a su chico por el brazo.

One ShotsWhere stories live. Discover now