Momentos robados

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Salvatore y Milene

Sinopsis

_____

Reglas, las conozco, pero no las he seguido.

Me mudé a su ciudad, en sus dominios sin consentimiento. Y ahora, es hora de pagar el precio.

Casarme con el frío y calculador Don de la Cosa Nostra, El hombre que muchos nunca han visto o podrían reconocer, Y estar atada a la mafia para siempre.

Pero cuando viene a recogerme, me doy cuenta de que no es la primera vez que nos encontramos.

Harry

Ya nada me sorprende.

He visto y hecho demasiado.

Hasta ella.

Ella es una anomalía, viviendo en la pobreza, En mi ciudad, sin consentimiento.

Me siento atraído por ella de maneras que nunca imaginé. Ella me excita y me intriga.

Quiero más que caricias robadas.

Lo quiero todo.

Y lo que Harry Styles quiere, lo toma.

Prologo

Harry

Hace siete años

Un martillo cae sobre mi mano, su cabeza metálica se clava en la carne ya hinchada y un fino reguero de sangre salpica la mesa.

Espero a que pase lo peor del dolor, levanto la barbilla y miro fijamente al hombre que se cierne sobre mí.

-No. -Muerdo.

Marcello, uno de los Capos, me observa durante un par de segundos antes de lanzar una mirada por encima del hombro al Don que está apoyado en la pared de la derecha. La habitación está en penumbra, sin el zumbido ni el resplandor de los tubos fluorescentes del techo. La única iluminación procede de una vieja lámpara situada en la esquina de la mesa, pero cuando el Don enciende su puro, la llama enrojece su rostro mientras asiente con la cabeza.

Marcello se vuelve hacia mí y me aprieta la muñeca.

-Creo que deberías reconsiderarlo -me dice con desprecio y vuelve a descargar con fuerza el martillo sobre mis dedos.

Un dolor abrasador me recorre el brazo, me atraviesa el hombro y me lanza un rayo directo a la nuca. La sensación se apodera de mi cerebro y se instala en mi cráneo. Aprieto los dientes para intentar bloquearla.

-Que te jodan, Marcello -carraspeo.

-Realmente eres increíble. -Se ríe y sacude la cabeza.

Marcello deja el martillo sobre la mesa y saca una pistola de su funda. Supongo que simplemente me disparará en la cabeza, pero en lugar de eso, me apunta a la pierna.

-Creo que ya te he jodido bastante la mano. Probablemente ya no la sientas. ¿Qué te parece esto?

Suenan dos disparos y rujo de agonía mientras las balas desgarran carne y huesos. Manchas negras nublan mi visión.

-Última oportunidad, Harry -ladra.

Respiro hondo, ignoro al despreciable bastardo y miro directamente al Don, que sigue de pie en el mismo lugar de la oscura esquina. Está demasiado oscuro para que pueda ver sus ojos con claridad, pero con la lámpara tan cerca de mi cara, estoy seguro que puede ver los míos. Tengo la mano intacta atada al brazo de la silla, pero giro la muñeca lo suficiente para levantarle el dedo corazón, con la cuerda rozándome la piel.

One ShotsWhere stories live. Discover now