La Atrevida Esposa del Sr. Tycoons 2

Capitulo 356 - 360

Capitulo 356: 3 Cabezas

Los ojos de Zhao Lifei se cerraron revoloteando. Yang Feng la besaba lentamente y saboreaba cada segundo de su interacción. Ni una sola vez sus manos se deslizaron de su cintura o eludieron un significado diferente. La besó como si estuviera memorizando el sabor de sus labios, la forma en que estaban formados y cómo se moldeaban perfectamente contra los codiciosos de él. Vertió sus emociones en el beso, las que no pudo pronunciar. Sus dedos descansaron sobre su mejilla, casi comprendiendo el significado detrás de su suave beso. Amado. Querido. Estas fueron las últimas emociones que sintió antes de quedarse dormida en sus brazos.

Yang Feng se acostó despierto en la cama mientras ella estaba acurrucada en su costado. Continuó dándole palmaditas en la espalda, como se haría con un niño. Cuando ella le contó la historia, tuvo que esforzarse por mantener la calma. Sus manos estaban ansiosas por envolverse alrededor del cuello de Zheng Tianyi y llevar a ese hombre a las ruinas. Su cuerpo era suave como su reacción, pero su mente estaba calculando y tramando silenciosamente la caída de ese hombre.

"Jeje ... Fengfeng ..." Zhao Lifei balbuceaba melancólicamente en sueños con una serena nube colgando sobre ella. La luz de la luna le añadió un brillo etéreo. Incluso cuando dormía, se parecía a un hada que huía del cielo para mezclarse con los humanos. "Hm ... te amo ...". Ella casi le da un puñetazo en la cara abruptamente abriendo los brazos. "Todo esto."

Su corazón dejó de latir.

Incluso mientras dormía, disfrutaba torturándolo así. ¿Cómo fue eso justo? ¿Por qué tenía que ser tan adorable? Quería abrazarla hasta morir.

A regañadientes, se levantó de la cama. Se volvió hacia ella y comenzó a tirar de la manta hasta su barbilla y ajustar su cabeza a una mejor posición para dormir. Una vez que se aseguró de que ella estuviera durmiendo en la nube nueve, se dirigió a la oficina.

En el silencio de la noche, Yang Feng se sirvió una copa de vino centenario. Sentado en la enorme silla de cuero, desde la distancia, uno pensaría que es un Rey. La luz de la luna arrojó un resplandor espantoso sobre él, atrayendo a todas las almas perdidas hacia su figura real. Miró por la gran ventana que daba al jardín inmóvil. Ni una sola criatura deambulaba por la noche, ni siquiera luciérnagas o grillos. Era como si el mundo ya supiera que estaba listo para desatar su ira.

Ni una sola vez tomó un sorbo de vino. El rostro de una mujer en particular brilló en su mente y antes de que se diera cuenta, la taza volvió a colocarse sobre su escritorio. Sus pasos aireados se dirigieron a la caja fuerte extremadamente pequeña escondida en un compartimiento oculto debajo de una pintura. Revelaba un pequeño botón que tomó y lo llevó al pisapapeles de su escritorio. Colocó el botón en la mano del caballero que reveló una llave.

Era hora de arruinar a Zheng Tianyi de una vez por todas. Esta vez, no fue a través de pequeñas provocaciones o golpes. Usando la llave, abrió un cajón oculto donde se podía encontrar un pequeño dispositivo. Lo encendió y reveló el número cambiado de un hombre al que conocía demasiado bien.

Yang Feng escribió el número en su teléfono y en el primer tono, un hombre contestó. "No esperaba volver a ver tu número. ¿Cuánto tiempo ha pasado desde la última vez que me llamaste?"

"Casi una década". La voz sin humor de Yang Feng hizo que el hombre de la otra línea dejara escapar una suave risa.

"Duro como una roca, como siempre. Entonces, ¿qué pasa? ¿Qué pasó?"

"Reúna al equipo imperial".

Jing Yiren se sentó en su silla. Abandonó las piezas del rompecabezas que estaba ensamblando actualmente. Su rostro alegre fue borrado de cualquier emoción. "¿Todo el equipo?" Preguntó, levantándose y dirigiéndose a la sala de comunicaciones. Allí, escribió una serie de códigos complicados compuestos únicamente por dígitos.