La Atrevida Esposa del Sr. Tycoons 2

Capitulo 396 - 400

Capitulo 396: Bonitas uñas

La tortura psicológica de la traición fue solo el comienzo de los planes de Yang Feng. Con fluidez, colocó el vaso parcialmente sorbido a su lado. Familiarizado con el sabor del licor, no le quemó la garganta como a la mayoría de la gente.

Se suponía que su rostro en blanco y sus plácidos ojos estaban fuera de lugar para el escenario de esta habitación. Las sombras oscuras que se deslizaban en la esquina crearon incertidumbre.

¿Qué podría estar escondido en la sombría oscuridad donde la luz no podía penetrar? Mucha gente temía a la muerte por diversas razones. Algunos sintieron que la pérdida de la vida significaba la pérdida de todo y otros creían que era la incertidumbre de lo que viene después de la muerte lo que los aterrorizaba. Independientemente de la razón, el miedo asociado con la muerte se reducía a una sola acción: la tortura.

¿Qué hizo que la oscuridad fuera tan aterradora? ¿Fueron los monstruos los que se escondieron en su interior? ¿O fue la nada lo que obligó a los ojos a espaciarse por completo? Una oscuridad plana y sombría invadió la visión, a pesar de los ojos abiertos que parpadearon rápidamente para adaptarse al color sin alma. El miedo a la oscuridad a menudo no proviene de la falta de luz, sino de la incertidumbre de lo que podría estar habitando en el vacío negro. ¿Podría ser un asesinato con hacha con sangre salpicada en la ropa andrajosa de la víctima? ¿O tal vez podría ser el demonio que acecha debajo de la cama? Quizás era incluso el fantasma escondido en el armario, riendo para sí misma, con un sonido cruel e inusual saliendo de su boca.

Muchas cosas a menudo pueden aumentar el miedo de alguien.

Criado en todo tipo de entornos inadecuados para un niño en crecimiento, el joven Yang Feng lo sabía mejor. Empujado en todo lo que una persona podría tener miedo, le enseñaron cómo manipular el entorno para provocar y aumentar rápidamente la frecuencia cardíaca.

A través de sus ojos desorientados que convirtieron elementos sólidos en dobles nebulosos, Zheng Tianyi solo pudo concentrarse en una cosa. Por los pecados que había acumulado a sus pies, Zheng Tianyi no pensó que se encontraría con el Diablo tan rápido.

Incluso cuando el mundo era un borrón, podía ver el rostro impecable de Yang Feng. Su piel teñida de oro, suave como mármol recién pulido, era un marcado contraste con su entorno y su entorno. Se sentó en esa silla, de tamaño moderado con materiales mediocres, pero con la apariencia inespecífica de un trono.

Zheng Tianyi no podía pensar con claridad. Aun así, pudo verlo. La curva de los delgados labios de Yang Feng. Las esquinas, afiladas y espinosas como las espinas de una rosa prohibida, se levantaron rebeldes en una siniestra sonrisa. Y eso fue lo último que vio antes de que se apagaran las luces.

Oscuridad.

El goteo de fondo cesó. El silencio paralizante y desconcertante sumió a Zheng Tianyi en un estado de mayor inquietud. No podía comprender la situación a su alrededor momentos antes, y ahora, estaba cegado. Sus oídos se arrugaron, esforzándose, desesperados, por escuchar un sonido, cualquier sonido familiar, que pudiera calmar su corazón acelerado. Ruido sordo. Ruido sordo. Ruido sordo. Algo estaba latiendo, haciéndose más fuerte con cada segundo que pasaba.

Respiración demacrada, jadeos de pánico que se volvían cada vez más pesados. ¿Qué fue ese sonido? De donde venia esto? Estaba tan cerca de él. Los sentidos le eran desconocidos. Y luego se dio cuenta de que era él quien hacía todo tipo de ruidos.

Sin previo aviso, algo pasó zumbando a su lado, aparentemente de la nada.

Zheng Tianyi saltó pero mantuvo la boca cerrada. En un intento por apaciguar su corazón acelerado, trató de pensar en las tranquilas mareas del océano de la playa tropical que había tomado Xia Mengxi. Pero pensar en su prometida infiel solo llevó sus emociones al límite. No estaba en el estado de ánimo adecuado.