Prólogo

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Sus oscuros ojos marrones navegan por el rostro angelical de la joven de ojos esmeraldas, que en estos momentos permanecen cerrados.

Antes de hacer lo que tiene en mente, Madison inspecciona el lugar minuciosamente, asegurándose que nadie la esté viendo. Entonces, cuando ya todo parece estar seguro, sus manos frías se extienden para rozar las suaves mejillas de su hermanastra.

"Son suaves como el algodón de azúcar", piensa, mientras continúa contemplando a la joven que más detesta en el mundo, pero que al mismo tiempo...

¿Recuerdas lo que sientes realmente, Madison?

Como si ella misma se respondiera esa pregunta, aleja su mano de Chiara como si el contacto con su piel ardiera.

Con un pequeño miedo incrustado en su corazón, empuña sus manos.

Ese miedo lo sintió a escalas muy altas cuando recibió la noticia de que Chiara se encontraba en el hospital, tras haber sido atropellada.

Cuando Madison recibió la noticia, estaba en la universidad, tomándose un café con sus amigos. Las manos que buscaba calentar, enrollándolas en su vaso de café, se enfriaron de inmediato al escuchar a su madre muy asustada a través del celular.

Chiara había salido a comprar al supermercado el queso rallado que tanto le gusta. Sin embargo, por estar pendiente a la historia de Instagram que había publicado Madison recientemente, sus ojos no inspeccionaron su alrededor antes de cruzar la pista.

Gracias al cielo, Chiara no tuvo fuertes lesiones. El accidente solo le ocasionó unos fuertes rasguños en sus piernas, brazos y torso. Ya estando en el hospital, el padre de la joven expulsaba angustia y temor hasta por los poros, mientras Madison se mantenía cruzada de brazos con un miedo creciente en su interior. Ella, en comparación de su padrastro, pudo ocultar muy bien sus emociones.

Cuando el doctor salió a la sala de espera para dar la noticia, Madison sujetó fuerte la mano de su madre. La hermosa señora miró a su hija y en su interior se alegró de que Madison se preocupe por Chiara. Al fin y al cabo, deben quererse como hermanas, ¿cierto?

Después de saber que Chiara se encontraba fuera de peligro, Madison se retiró de la sala de espera con la excusa de ir a comprar un café, pero en realidad salió del hospital para ir a comprar un ramo de "velo de novia" para Chiara.

Madison sabe que aquellas flores son las favoritas de su hermanastra.

Cuando se las pidió a la florista, ella misma sintió un revuelo en su interior, debido a que el nombre la hizo imaginar cosas que ya no quería que invadieran su mente.

Cuando Madison volvió a la sala de espera, se encontró con la noticia de que su madre y su padrastro habían ingresado a la habitación de Chiara, porque esta bella durmiente ya había despertado.

Madison no quería ver a esa joven despierta, porque ¿cómo sería la reacción de Chiara al ver a Madison con un ramo de flores para ella?

"Se supone que la odias, Madison", se dijo a ella misma, mientras golpeó suavemente su cabeza en la pared que estaba apoyada.

Cuando su madre y su padrastro salieron de la habitación de Chiara, fueron directo a la sala de espera. Madison ya no se encontraba allí. Le había entregado las flores a una enfermera, a quien le pidió el favor de colocarlas en la habitación de Chiara sin comentar que fue Madison quien le trajo las flores. La enfermera aceptó amablemente, ¡qué suerte tuvo!, y Madison se fue a casa.

Llegó muy enojada y estuvo a punto de derramar una lágrima. ¿Por qué actuaba tan diferente con Chiara? ¿Por qué le compró esas flores? Acaso, ¿cuando se trata de ella, no puede pensar con claridad? ¿O solo se debió al miedo que sintió en ese momento? ¿Pero el miedo a qué? Si Chiara moría, Madison volvería a ser la única princesa de su madre... ¡cómo si ahora eso importara a sus 18 años! 

Dos algodones de azúcar sabor a... ¿prohibido?Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt