Capítulo 94 | Despedidas y encuentros

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CHIARA

En este punto, sé que los chicos ya no luchan contra los recuerdos de esos días de encierro, sino que ahora abrazan esos recuerdos, y se los llevan sobre el hombro como si fueran una mochila de viaje, junto a los demás recuerdos de sus vidas.

Eso me hicieron entender en la conversación que tuvimos hace dos días. Cada semana nos gusta sentarnos a platicar sobre nuestros procesos de recuperación y cómo nos está ayudando las sesiones de terapia.

Hoy ya es 30 de julio del 2024, y no puedo creer lo rápido que ha pasado el tiempo.

Jamás hubiéramos imaginado estar en un aeropuerto todos juntos, con destinos diferentes.

Son las siete de la noche, y se hacen el llamado de un vuelo a España.

─Ese es mío ─dice Daniela.

Ella es la primera en abrazarnos. No quiero ponerme a llorar de la felicidad, pero de verdad estoy muy contenta de verla sonreír y lista para conquistar las ciudades que va a visitar.

La señora Carla también se despide de nosotros. A las dos les deseamos un feliz viaje.

Al tío de Madison también se lo deseamos. Me alegra ver al señor Gustavo y a la mamá de Daniela muy enamorados el uno del otro.

Por lo que sé, el tío de Madison pidió unas semanas de vacaciones, y se lo dieron.

─Mereces este viaje, tío ─le dice Madison al señor Gustavo, mientras se abrazan ─. Confío en que las vas a cuidar muy bien... Gracias por todo.

─Pero, señor Gustavo, solo le pido que no se enamore de España ─dice Fabián ─, porque aquí seguimos necesitando un capitán como usted.

Las risas no faltan.

─Disfruta tu viaje ─le dice Madison a Daniela, mientras nuestra amiga ya se aleja de nosotros.

Daniela jala su maleta sin dejar de mirarnos.

─¡Lo haré! ─dice Daniela ─. Me avisan cuando lleguen a sus destinos.

─Lo haremos ─le digo con una sonrisa, mientras ondeo mi mano en al aire.

─¡Saludos a Emilio! ─dice Javier.

─¡Dale muchos abrazos por parte nuestra! ─dice Fabián.

Daniela asiente. Junto a su mamá y al señor Gustavo, desaparece de nuestro campo de visión.

─Mis chicas ─nos dice Fabián.

Madison y yo nos abrazamos con Javier y Fabián, formando un círculo. Nos prometemos disfrutar hasta más no poder el viaje, porque lo merecemos.

─Solo espero que a mi sobrino no se le ocurra nacer ─dice Fabián, y echamos varias risas.

Pasan pocos minutos, y mi corazón se encoje cuando llaman el vuelo con destino a Estados Unidos.

Me despido de Fabián y Javier con un fuerte abrazo. Ahora sí podemos dárnoslo sin miedo. Ya no hay costillas rotas, hombro herido, cabeza delicada, abdomen lastimados ni golpes que nos impidan.

Fabián y Javier irán acompañados de sus papás. No solo es una visita a la hermana de Fabián, sino también un regalo que se dan a ellos mismos.

Me despido con abrazo de la señora Inés, el señor Enrique y la señora Alba. Se les nota la emoción de acompañar a sus hijos y pasar unas lindas vacaciones con ellos.

Llega el momento en que Javier, Fabián y sus papás se separan de nosotros.

─¡Saludos a Valentina! ─dice Karen a mi lado.

Dos algodones de azúcar sabor a... ¿prohibido?Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz