Capítulo 39 | ¡Verdades a la luz!

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La madre de Chiara viene a visitarla cada dos meses, pero su visita de mayo tuvo que postergarla para el fin de ese mes, debido a que las dos primeras semanas no pudo abandonar su trabajo por ser la encargada del marketing de la nueva colección de joyas de su esposa.

Chiara la entendió perfectamente, y espero con ansias a que los días pasaran rápido. ¡Ya por fin pasado mañana volverá a ver a su madre!

Hoy, viernes, las chicas entran después de las 10 am a la universidad, al igual que los demás días. Por esa razón, en estos momentos, desayunan con calma junto a Karen y Lorenzo.

Mientras van comiendo sus panqueques, Madison recibe un mensaje de Fabián.

Este jovencito le pide ayuda en una tarea que deben presentar hoy. Madison obviamente acepta ayudarlo, pero le regaña por recién darse cuenta de que el día de hoy es la entrega de la tarea.

"En qué andará pensando. Ya anda igual de despistado que mi novia", piensa Madison.

—Iré a la casa de Fabián. Es urgente —dice Madison —. Todo estuvo muy rico. Gracias, madre.

Madison se pone de pie y va hacia Karen. Ella le da un beso en la coronilla a su madre.

—Ese chico es muy agradable. Se ve que tienen mucha conexión —le dice Lorenzo a Madison, mientras le sonríe.

Ella lo mira con los ojos entrecerrados al intuir lo que en realidad piensa.

—Por supuesto, tengo mucha conexión con mi mejor amigo —dice Madison.

—Tener una increíble amistad antes de una relación...

—Ok, me voy. —Madison decide no seguir escuchando a su padrastro y se marcha del comedor.

Chiara niega con su cabeza, mientras mastica sus arándanos.

—¿La incomodé? —dice Lorenzo.

Chiara y Karen se mirarán entre sí.

—Solo es su amigo, amor —dice Karen.

—¡Ah, bueno! —Lorenzo sonríe —. Entonces, no hay ningún problema en que Chiara conozca más a ese muchacho.

Inmediatamente, Chiara se atora con sus arándanos.

Karen ayuda a calmarse, y cuando lo logra, Chiara mira asustada a su padre.

—Subiré a mi habitación. Aún me falta unas cosas por alistar —dice Chiara —. Adiós, papá. Que te vaya bien en el trabajo. —Chiara se pone de pie y se despide de su padre con un beso en la mejilla —. Todo muy rico como siempre Karen. Gracias. —Le sonríe.

Sin nada más que decir, Chiara sube a su habitación a toda prisa. Los minutos transcurren, mientras Karen y Lorenzo comen y platican sobre lo que harán el día de hoy.

—Mañana las chicas harán una parrillada —dice Lorenzo —. Algo así me comentaste.

—Sí, mi amor. —Le sonríe Karen —. Hoy iré con las chicas a hacer las compras después de recogerlas de la universidad.

—¿Quién te ayudará a sazonar la carne, cariño? —dice Lorenzo.

—Alonso vendrá mañana temprano a ayudarme con eso —le dice Karen.

Tras unos segundos de silencio, ella ríe al ver la cara de celoso de su esposo.

—Bueno, entonces, mañana me levantaré temprano para ayudarte con la limpieza de la casa —dice Lorenzo.

—No es necesario, amor. Yo puedo hacerlo sola —dice Karen.

—Nada de eso, mi reina. —Lorenzo se pone de pie y se acerca a ella —. Aquí está tu esclavo para servirte.

Dos algodones de azúcar sabor a... ¿prohibido?Where stories live. Discover now