Capítulo 23 | Dos traidores y una mosquetera - Parte 2

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MADISON

—Siento tanta lástima por ustedes al haber caído en las mentiras de Lorena y Elías —les dije a mis compañeros, y ellos se miraron entre sí.

»¿Quieren que les diga algo? Jamás crean en la palabra de alguien que fue capaz de apuñalar por la espalda y no tener la valentía para afrontar las consecuencias. Este par que dicen ser unas víctimas de Chiara, no son más que unas falsas personas. Si no fuera por mí, por cuántos meses más hubiesen engañado a Chiara. ¿Alguna vez se preguntaron cómo está ella? Si ellos dicen ser unos buenos amigos, ¿por qué contar aquellas cosas de Chiara, que ellos aseguran ser ciertas? —Expulsé una pequeña risa llena de amargura —. Les diré que un verdadero amigo jamás hablará mal de ti, aunque dicha amistad haya terminado, porque decide guardase para él los buenos y los malos recuerdos..., tal y como lo está haciendo Chiara.

Estaba muy enojada. Quería decir toda cosa hiriente para ellos.

Habían hecho llorar a ese par de ojos esmeraldas, por los que soy capaz de dar mi vida para que no derramen ninguna lágrima más.

—Chiara no le envío un mansaje a nadie contándole la traición que sufrió. —Apunté a ese par de traidores —. Ella no le habló mal de Lorena y Elías a nadie, porque, a pesar de todo, ella no quiere que la imagen de sus exmejores amigos quede manchada y señalada. 

Nadie hacía bulla. Ni siquiera nadie se puso de pie para detenerme. Todos estaban atentos a mis siguientes palabras.

—No sé cómo se enteraron ustedes de ese engaño, pero ojalá nunca lo hubiesen hecho, ya que nos hubiéramos evitado escuchar cada mentira de Lorena y Elías. —Miré decepcionada a mis compañeros —. Ya dejen de ser tan fáciles de engañar y mejor enfóquense en sus vidas.

Se escucharon varios susurros, y aún Lorena seguía sin levantar la mirada.

Quizá si mi discurso hubiese sido con profesores presentes, ya me hubiesen apagado el micrófono, pero Lorena hizo tan bien en solo invitar al director y a la tutora de nuestro salón. Ambos eran esposos, y ambos amaban el chisme.

—Madison se caracteriza por su franqueza, y la valentía que tiene al no quedarse callada nunca —dijo Eduardo y expulsó una risa —. No me sorprende el que hayan sido tan manipulables. —Continuó riéndose.

Vi que una compañera se aceró a Lorena y le preguntó si todo lo había inventado. En ese momento, pensé que Lorena levantaría la cabeza y seguiría sosteniendo su mentira, pero solo se quedó en silencio y sin levantar la mirada.

Elías hizo el ademán de hablar, pero entonces yo decidí adelantarme a su paso,

—Cometiste el error dos veces, Elías. ¿No te cansas de engañar a quienes te quieren? —le dije, y su rostro palideció.

Él miró asustado a Lorena, y yo también lo hice. Como lo pensé por un instante, por su reacción confirmé que ella ya sabía sobre las infidelidades de su novio.

Lorena continuaba con la cabeza gacha.

—No soy hipócrita —dije, y Elías me miró —. Así que, solo diré que le están pagando con la misma moneda —dije, refiriéndome a Lorena.

Un amigo de Fabián, que vive cerca de la casa de Elías, nos ayudó a descubrir sus infidelidades. Cuando me llegaron las diversas fotos por correo, no sentí ninguna alegría, porque me sentí mal por Chiara, al ver la mala decisión que tomó su mejor amiga: Lorena había decidido perder una amistad sincera por mantener una relación con una persona que no supo valorarla.

—Por último, quiero agradecer a Fabián por haber evitado que arme un caos en esta reunión —dije con una sonrisa de lado —. Realmente, tenía otros planes en mente, pero no quiero causar daños colaterales. Por eso, tan solo vine a abrirles los ojos a ustedes, y como ya lo hice, me voy a mi casa para estar con Chiara —les dije a mis excompañeros, mientras mis pulsaciones se aceleraban —. De todo corazón, espero que se les devuelva el doble de lo que le hicieron a Chiara. Ojalá el Karma les llegue pronto...

Dos algodones de azúcar sabor a... ¿prohibido?Where stories live. Discover now