Capítulo 95 | El sabor de un nuevo comienzo

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MADISON

¡Maldito tráfico!

Estaciono mi auto. Tomo en mis manos los detalles, y corro lo más rápido que puedo hacia la entrada del aeropuerto.

Ingreso, y me abro paso entre las personas. Mi corazón late rápido al no encontrarla.

─Disculpe, disculpe ─le digo a la señora al pasar por su lado, casi empujándola.

Siento miradas sobre mí, pero eso no me importa.

No lo pienso dos veces, y me subo a la única silla vacía que encuentro.

Estoy buscando una cabeza de cabellos rubios...

─¡Chiara!

Rápido extiendo el cartel, con mis brazos estirados hacia arriba, pero sin dejar de sostener el ramo de flores lluvia.

─¡Madison!

Escribí en el cartel «Ven a mis brazos despistada", y eso es lo que hace ella.

Me bajo del asiento, y decido hacerle el alcance al ver que le cuesta avanzar rápido con esas tres maletas que trae.

Voy apresurada, y pido permiso en voz alta para que le gente se aparte.

Estamos cada vez más cerca, y faltando tan poco, ella se abalanza hacia mí. La tomo en mis brazos, mientras sus piernas quedan enrolladas en mi cintura.

La abrazo, con una mano sosteniendo el cartel y con la otra, su ramo de flores. Chiara parece un koala, y yo estoy más que feliz de absorber el aroma de su cabello y su perfume de nuevo.

Esto feliz de tenerla de nuevo en mis brazos y poder sentir su calor y respiración.

No la suelto y ella no desenrolla sus piernas de mi cintura. Solo nos miramos a los ojos y unimos nuestras bocas.

Todo mi sistema se ve afectado por el sabor y la energía que emana de su interior. La bajo de mis brazos, pero sin romper el beso. Me encanta sentir sus manos enterrados en mi nuca y en mi cuello.

No me importa si incomodamos a alguien. Solo quiero derretirme en su boca y ser absorbida por ella.

─Madi...

Jadeo con fuerza cuando el beso se rompe. Nuestras miradas chocan con fuerza y siento que todo de mí se impregna a ella.

─Te extrañé tanto ─le digo sonriente y con la respiración acelerada.

─También te extrañé mucho, Madi.

Nos damos varios pequeños besos. Reímos, mirándonos a los ojos.

Me pierdo en ese par de esmeraldas.

Sin salir de su encanto, me separo un paco para mostrarle lo que le traje.

Chiara se emociona, y toma en sus manos el ramo de flores con el lazo rojo y el cartel color pastel con letras oscuras elaboradas por mí.

─No soy mucho de manualidad, pero espero que te haya gustado ─le digo.

─¡Me encantó, Madi! ─dice Chiara.

Sonrío en medio de nuestro beso. Chiara ríe cuando reparto besos por su rostro.

Termino dándole un beso fuerte en la frente.

─Me asustaste ─dice Chiara, y mi ceño se frunce ─. Pensé que no vendrías. Te estuve llamado, pero tampoco me contestaste. Llamé a tu mamá, y me dijo que ya habías salido de casa hace rato.

Me reclamo a mí misma por mi torpeza.

─Salí apurada de la casa, porque quise recoger unas cosas antes y me olvidé mi celular en mi habitación ─le digo, y escondo un mechón de su cabello detrás de su oreja ─, pero ya estoy aquí. Puedes estar tranquila.

Dos algodones de azúcar sabor a... ¿prohibido?Where stories live. Discover now