Capítulo 1 | Salir de la torre

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Ocho meses después

CHIARA

Inhalo y exhalo profundo, mientras mantengo los ojos cerrados.

"Todo estará bien", me aliento a mí misma.

Ya ha pasado aproximadamente veinte minutos desde que estoy encerrada en el baño de mi habitación sin hacer nada.

Aún recuerdo la vez que me atraganté cuando Karen, la esposa de mi papá, me informó que había hablado con Madison, su hija, para matricularme junto a ella en el taller de teatro que nos está brindando la universidad.

Karen me dijo que fue Madison quien le comentó para asistir al taller de teatro juntas, pero estoy segura de que fue su mamá la que le obligó a llevar ese taller conmigo. 

Bueno, para Madison no ha de ser ningún problema asistir a ese taller. Claro, siempre y cuando yo no esté presente. Sin embargo, yo no solo tengo un problema, ¡sino que tengo dos graves problemas! El primero es incomodar a Madison con mi presencia, provocando que se sienta obligada a cuidarme. Por otro lado, el segundo problema son los espantosos nervios que tengo al saber que conoceré a personas que jamás he visto en mi vida. Bueno, con excepción de Madison y sus amigos.

No es que me pase con frecuencia. Solo sucede en las primeras veces de alguna experiencia.

No es que no me guste conocer personas y platicar con ellas, solo que cuando llega el momento de hacerlo, muchas veces solo escucho y respondo con monosílabos.

Mi corazón se parte en trizas cuando veo el rostro de decepción de la persona que trató de sacarme algún tema de conversación. De seguro la mayoría piensa que no me interesa hablar con ellos, pero eso es una vil mentira.

Solo deben tenerme un poco de paciencia. Para el segundo día puedo ser menos callada... Lo prometo.

Tras echar un fuerte suspiro, reviso mi celular para verificar la hora.

Ya llegó el momento de enfrentar al mundo.

Salgo del baño de mi habitación, y me acerco al espejo de cuerpo completo para mirar por enésima vez el atuendo que llevo puesto.

Es algo muy simple. Visto un pantalón jean claro, una blusa de tirantes con diseño de flores y las zapatillas más livianas que tengo.

Ahora, me acerco a mi mochila, y reviso que esté llevando todo lo que está apuntado en mi lista mental.

¡Genial!¡Ya está todo! Ahora solo tengo que volver a inhalar toda la valentía posible.

No sé qué me pone más nerviosa. Si conocer a personas nuevas o estar con Madison en un mismo lugar por un largo tiempo.

¡Yo tengo la respuesta!

Bueno, la relación que llevo con Madison no es la mejor de todas las relaciones de hermanastras que hay en la Tierra, pero tampoco es que sea la peor, pues no nos atacamos una a la otra.

Ella simplemente me ignora y yo... trato de hacerlo, ¡pero es tan complicado!

Salgo de mi habitación, y me dirijo a la cocina para despedirme de Karen, quien está preparándose su limonada frozen por primera vez, guiándose de un tutorial de YouTube.

—Ya me voy, Karen. Adiós. —Me despido de ella con un beso en la mejilla y un abrazo.

—En serio, cariño, ¿no quieres que te lleve? Aún nos queda tiempo para encender el auto. — Me acaricia la mejilla.

—Podré llegar sola. No te preocupes —le digo y llevo mi vista a su celular —. Mejor concéntrate en seguir paso a paso el tutorial. 

Karen echa una fuerte risa.

Dos algodones de azúcar sabor a... ¿prohibido?Where stories live. Discover now