Capítulo 56 | Lo valemos - Parte 2

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FABIÁN

Después de almorzar, dijimos que iríamos al cine. Por eso, nos encontramos en el centro comercial, a punto de alimentarnos con comida rápida.

Si mi mamá me viera, me jalaría de las orejas, pero ella no está. Además, una vez a las quinientas no hace daño.

—Yo pediré pollos fritos crujientes —le digo a Javier —. ¿Y tú?

—Se me antojaron uno Nuggets. —Javier sonríe, y yo entrecierro mi mirada.

—Eso no te llenará. Pide algo más —le digo, y veo los menús en el panel digital del restaurante —. ¿Quizá una hamburguesa?

—Está bien —dice Javier —. Por ti caeré en pecado.

Una risa se me escapa, y le doy un suave choque a su brazo con mi modo.

Escucho que él también ríe.

—¡Chévere! Entonces, pidamos nuestras comiditas—le digo.

Con Javier nos acercamos a la barra para pedir lo que vamos a comer. Mientras la señorita encargada toma nota de todo lo que Javier le pide, yo no dejo de mirarlo en ningún segundo.

Me gusta cómo habla. Mueve sus labios con delicadeza, y se los lame después de hablar de corrido por varios segundos.

Quizá no pueda agarrarle de la mano o abrazarlo por detrás como me gustaría, pero eso no impide que lo contemple con la mirada.

Javier también me mira, y puedo sentir sus manos recorriendo todo mi cuerpo con solo mirarle a los ojos.

¡Oh, oh! No, no, no. Debo controlarme, porque si no algo va a delatarme ahora.

Gracias al universo, Javier regresa su mirada a la señorita encargada cuando ella le pregunta más cositas sobre el pedido.

—¿Fabián? —Una voz femenina que reconozco rápido llama mi nombre.

Con intriga giro hacia mi otro lado.

—Juliana —digo sorprendido.

Ella me abraza con tanta emoción que me hace tambalear. Le correspondo el abrazo, mientras el aroma fuerte de su perfume golpea bruscamente a mis fosas nasales.

No puedo creer que justo hoy me la encuentre.

No ha cambiado mucho. Solo que ahora se maquilla a diferencia de cuando éramos novios.

No le queda mal. Se ve bien.

—Estás más guapo —dice Juliana de repente, y yo río con el ceño fruncido —. Oh, disculpa. ¿Cómo has estado?

Ay, Juliana...

Ella fue mi penúltima exnovia, y si rompimos fue porque sintió interés por un universitario cuando nosotros cursábamos el último año escolar.

Juliana me terminó, faltando pocos días para navidad, y recuerdo que esa fecha la pasé llorando, mientras veía las fotos de sus historias de Instagram con ese chico.

Ya se lo había presentado a sus padres.

—Todo ha estado yendo bien —le digo a Juliana —. ¿Y tú?

—También todo bien —dice Juliana, muy sonriente.

Ella entrelaza nuestras manos, y se las lleva a su corazón.

—Te he extrañado —dice Juliana tan de repente.

Aunque, al final ella me llamó dos meses después de nuestra ruptura. Se disculpó y todo terminó bien entre nosotros...

Dos algodones de azúcar sabor a... ¿prohibido?Where stories live. Discover now