Capítulo 52 | El sabor de su ausencia

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Esta tarde pasa a formar parte de uno de los días más tristes de Daniela.

Su llanto llega hasta el cielo y lo entristece, mientras encoge el corazón de cada persona que la escucha llorar.

El color negro es el que más protagoniza en el melancólico ambiente.

Empiezan a descender el féretro, donde está la mujer que le dio la vida, y Daniela siente como si le quitaran un pedazo de su alma.

Es desgarrador escuchar sus súplicas, aquellas que, aunque grite, no se pueden cumplir, porque nadie puede devolverle la vida a su madre.

—¡Mamá! ¡Mamita! —dice Daniela, teniendo la garganta desgarrada y el corazón desecho.

El pecho le duele como si se lo hubieran apuñalado varias veces. 

Aunque nadie pueda ver su sangre, las heridas de Daniela son cada vez más profundas.

—¡Perdóname, mamita! ¡Por favor, no me dejes! —dice Daniela entre dolorosas lágrimas.

Todos gritan cuando ella se acerca demasiado al hoyo donde están enterrando el féretro de su madre. Carla, Madison, Fabián y Emilio abrazan a Daniela, mientras ella le pide perdón a su madre de rodillas sobre la tierra húmeda.

Para poner más nostálgico el día, hace media hora el sol se ocultó y el cielo empezó a serenar.

—No es tu culpa, mi vida —le dice Carla, pero Daniela menea su cabeza.

—¡No le echen tierra! ¡No me la quiten, por favor! —dice Daniela, mientras su impotencia aumenta.

Ella empieza a golpear el suelo, mientras no deja de gritarle al cielo.

—¡¿Por qué te la llevaste?! ¡¿Por qué me la quitaste?! —Llora Daniela con más fuerza.

Fabián y Madison se ponen de pie y se abrazan, mientras se sienten impotentes al no poder hacer nada para apaciguar el dolor que destruye a Daniela por dentro.

Karen abraza a Chiara cuando también rompe en llanto al ver cómo Daniela sufre a cada segundo.

Mientras pasa el tiempo, el dolor de Daniela aumenta en grandes escalas.

Adelaida está siendo despedida por sus vecinos, quienes también lloran su partida estando alrededor. Los amigos de Carla también la acompañan, y los padres y la hermana de Emilio también están presentes.

Carolina, la madre de Emilio, se da cuenta de lo mucho que le duele a su hijo ver el sufrimiento de su novia, y las lágrimas que la señora derrama son porque ve llorar a su hijo.

Es como si él también lo viviera, y sabe que es así desde que Emilio le dio la noticia de la muerte de Adelaida en medio de lágrimas.

Hace mucho tiempo no lo veía llorar. No lo veía tan herido desde aquel día en que ella le dijo que jamás aceptaría su relación con Daniela.

Bueno, eso sucedió hace muchos meses, y durante todo este tiempo, el corazón de Carolina parece haber reflexionado en algunas cosas.

Sorpresas que la vida puede dar tarde o temprano.

Lo que sí no es una sorpresa es ver a Simón en este funeral, porque, a pesar de no ser un amigo tan cercano de Daniela, la conoce desde hace mucho. Han compartido varias clases y, para él, eso es suficiente para acompañarla en este trágico momento.

Lo mismo sucede con los compañeros de danza de Daniela, quienes le guardan mucho cariño.

La triste escena del derrumbe de Daniela, a varias personas les hace recordar a sus madres y seres más queridos, como por ejemplo a Javier.

Dos algodones de azúcar sabor a... ¿prohibido?Where stories live. Discover now