Capítulo 55 | Siempre juntas - Parte 1

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MADISON

─¡¿Cuánto falta?! ─dice Fabián, tras sacar su cabeza por la ventana.

Mi mejor amigo es muy loco, pero lo entiendo. Ya hemos llegado a los paisajes verdes y el rico viento de la Sierra ya se siente.

A pesar del fuerte viento, Fabián no ha desaprovechado en tomar fotos a los paisajes.

─En dos horas llegamos aproximadamente ─dice Daniela, que está en el asiento del copiloto.

─Ya quiero llegar ─dice Chiara, acurrucada a mi lado.

La noto un poco agotada, pero supongo que se debe al viaje.

Aunque estamos yendo en el carro de Emilio, con una muy buena ventilación, a Chiara le choca los viajes de más de tres horas, y hasta el momento ya vamos cuatro horas en esta camioneta desde que salimos de Lima rumbo a Áncash.

Hoy, siendo viernes, nos tuvimos que levantar temprano, ya que queremos llegar a las 2 de la tarde. En carro privado solo nos toma seis horas de viaje aproximadamente.

Todos estamos emocionados desde la mañana, y estamos tan agradecidos con no tener clases los viernes. Aunque, el día de mañana sí nos tocará faltar a clases, ya que recién regresaremos a Lima el domingo al mediodía.

En hora buena, el único curso del sábado no es tan complicado, y Chiara me dijo que el suyo tampoco. Además, Rita se ofreció a prestarle sus apuntes, y en nuestro caso, Simón será nuestro buen samaritano.

Antes jamás pensaba en decir eso, pero Simón es un buen chico y me agrada que Chiara lo tenga como amigo.

Cuando le contamos la finalidad de este viaje, no dudó en apoyarnos.

Él sabe que lo hacemos por Daniela, mi amiga del alma.

Su dolor ha estado desgarrando mi corazón, y ahí pude confirmar de nuevo lo muy importante que es ella en mi vida. La quiero como si fuera mi hermana, y por eso me daba impotencia no poder hacer algo para calmarla.

Agradezco que las palabras de Javier hayan ayudado demasiado. Mi primo nos contó que todo se lo debe a su terapeuta.

Esa misma noche del lunes, Daniela dijo que quería viajar a la provincia donde nació su madre. Quiso que fuéramos con ella, y nosotros aceptamos sin dudarlo.

Aún no teníamos el permiso de nuestros padres, pero estábamos decididos de convencerlos como dé lugar.

─¡La naturaleza es tan maravillosa! ─dice Fabián, acomodándose en su asiento.

─Estoy muy de acuerdo contigo ─dice Javier.

Chiara y yo estamos sentadas atrás de Javier y Fabián. Así que, desde aquí puedo ver como mi mejor amigo toma el papel de vampiro.

¿Se habrá olvidado que estamos nosotras detrás de ellos?

Carraspeo disimuladamente, y aprieto los labios para no reírme cuando Fabián y Javier miran hacia atrás, asustados.

─Oh, lo siento ─dice mi primo.

─Sigan, sigan ─dice Chiara entre pequeñas risas.

¡Vaya! Mi despistada también se dio cuenta.

Ambos se voltean demasiado avergonzados, y yo en mi interior agradezco de haber elegido los últimos asientos para que nadie nos vea a Chiara y a mí en acción.

─Emilio, pon música ─le dice Fabián.

─Qué música os gustaría escuchar ─dice Emilio.

─¿Alguna en especial? ─le digo a Chiara.

Dos algodones de azúcar sabor a... ¿prohibido?Where stories live. Discover now