Capítulo 5 | Recuerdos enterrados - Parte 1

10.1K 715 163
                                    

MADISON ❃

Mi ceño se frunce, y mi boca se abre intentado articular algo, pero aún estoy procesando todo.

—Dime que es broma —le digo a mi madre, y ella niega.

La miro fijamente, y mi corazón empieza a latir con fuerza.

—Dime que no le crees —le digo, y mi madre rápidamente se vuelve poner de pie.

—Por supuesto que no, hija. Te conozco, y sé que jamás te meterías en esas cosas. —Me abraza con mucha fuerza.

—Iré a hablar con Claudia —le digo a mi madre, pero ella niega con su cabeza.

—Iremos ambas —me dice.

—No. Iré yo sola, madre. Por favor, necesito hablar con Claudia a solas.

—No dejaré que lo hagas. Eres mi hija y esa jovencita tendrá que escucharme muy fuerte y claro.

Al ver que mi madre se rehúsa a hacerme caso, miro a Lorenzo.

Sé que hará lo que le pido para ganar puntos conmigo.

—Amor, deja que Madison primero hable con esa joven. Tú te encuentras muy exaltada en estos momentos —le dice Lorenzo.

—¡Obvio que estoy exaltada! ¡Han esparcido el rumor de que mi hija es una drogadicta! ¡¿Cómo quieres que esté?!

Jamás había visto a mi madre tan enojada, y si soy sincera, en este preciso momento me da miedo.

—Con mayor razón, debo ir hablar yo. Tú puedes reaccionar mal en estos momentos. —Antes de que diga algo, la abrazo —. Por favor, espérame aquí, ¿sí? 

Mi madre solloza, y eso empieza a lastimarme el alma.

—Por qué contigo, cariño. Que se metan conmigo, pero no contigo. —Mi madre llora en mi pecho, y trago saliva con fuerza al sentir un nudo en la garganta.

—Regreso pronto —le digo.

—No. Ya es muy noche. —Mi madre se aferra a mí.

—No me pasará nada. Por favor, déjame ir.

Deshago nuestro abrazo, pero antes de alejarme, le doy un beso en la frente. Chiara y Lorenzo no demoran en abrazarla.

—Intenten calmarla, por favor —les digo antes de dirigirme a la salida.

Rápido salgo de mi casa, y a pasos apresurados llego a la casa de Claudia.

¿Por qué tuvo que inventar todo eso?

Toco su puerta, y esta no demora en abrirse.

—Madison —Claudia dice mi nombre con sorpresa.

—Es mejor que hablemos a solas antes de hablar con tus padres —le digo, y ella traga saliva con fuerza.

Puedo notar a sus nervios. 

—¿Qué sucede? ¿No quieres hablar? —le digo.

Claudia desvía la mirada, y eso aumenta mi enojo.

—Vaya, sí tuviste el valor suficiente para decir mentiras no solo de mí, sino también de mis amigos, ¿y ahora no tienes el valor suficiente para mirarme a la cara? —Doy un paso hacia adelante quedando más cerca de ella.

—Mis papás ya llegarán —dice Claudia.

Su preocupación es muy evidente.

—Se fueron a la farmacia a comprar medicamentos para mi mamá —dice Claudia.

Dos algodones de azúcar sabor a... ¿prohibido?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora