Capítulo 74 | Crudas realidades

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Las cosas muchas veces no salen como lo planeado.

Karen y Lorenzo tuvieron pensado en finalizar el sábado en la casa de campo de la madre de Karen, pero jamás imaginaron que olvidarse el regalo de cumpleaños provocaría un desenlace de un mal sabor para ambos.

Karen, al darse cuenta de que no llevaban en el auto el regalo de su madre, le pidió a Lorenzo regresar por este. Fue así como regresaron a casa dos horas después de que Madison se marchara con Fabián y Daniela.

Cuando Lorenzo se estacionó frente a la casa, Karen fue la primera en bajar. Él se quedaría en la camioneta esperando a su esposa, pero ninguno contó con que un sobre amarillo estaba esperando por ellos en la puerta de su casa. Karen se mostró curiosa y lo recogió. Abrió el sobre con cuidado y de allí sacó una fotografía.

A Karen le tomó unos segundos reconocer a las jovencitas de la fotografía. Ella se quedó perpleja.

Karen podía creer lo que estaba viendo. Sus dos princesas, sus dos hijas, así como ellas las considera, estaban besándose.

Lorenzo no entendía por qué Karen se había quedado inmóvil en la puerta. Él se bajó de la camioneta para asegurarse de que su esposa estuviera bien, pero al llegar al lado de Karen se encontró con todo lo contrario.

Lorenzo vio la fotografía y él sí soltó un grito de espanto. Eso le hizo reaccionar a Karen.

Ambos se negaban a creer en lo que estaban viendo.

Karen y Lorenzo se sintieron angustiados al pensar en lo tan real que era la fotografía. Pese a ello, ambos se engancharon a ese gramo de esperanza de que podía ser una farsa.

Lorenzo y Karen ingresaron a la casa. Ambos llamaron a sus hijas.

Chiara y Javier, quienes estaban esperando preocupados en la sala, se alarmaron al escuchar las voces de Lorenzo y Karen. Se suponía que ambos esposos no regresarían hasta el día siguiente.

Cuando Lorenzo y Karen ingresaron a la sala, Chiara se mostró sorprendida y asustada porque Madison, Fabián y Daniela aún no llegaban a casa.

─Papá ─Chiara se acercó a Lorenzo para saludarlo.

Su intención era abrazarlo suele hacer cuando se saludan, pero Lorenzo se lo impidió al ponerle la fotografía enfrente.

Chiara se quedó atónita.

Javier sintió pavor. Él pudo percibir que esta noche no terminaría como lo pensado.

─Qué significa esto, Chiara ─dijo Lorenzo.

Chiara agachó la mirada, y con ese simple gesto Karen rompió en lágrimas.

─Dime que no es cierto, por favor ─dijo Karen.

Las lágrimas de Chiara se deslizaron por sus mejillas, aún sin el poder de mirarlos. Los sollozos de la mujer que la amaba como una hija le estaban rompiendo el corazón.

Se suponía que las cosas no debieron suceder así.

─Ustedes dos son mis princesas ─dijo Karen con el corazón destrozado ─. No pueden... No...

Ni siquiera podía decirlo en voz alta. La verdad le estaba pesando demasiado, al igual que a Lorenzo, quien tuvo que desabrocharse el cuello de la camisa al sentirse asfixiado.

Su hija y la jovencita a la que él también veía como una hija se habían besado. Para Lorenzo, imaginar que algo más que un beso estaba sucediendo entre ellas, provocó que el enojo se apoderara de su ser.

─Dónde está, Madison ─dijo Lorenzo, mirando a Javier.

Lorenzo no podía mirar a su hija.

Chiara miró a Javier y él la miro a ella. ¿Debían decir la verdad?

Dos algodones de azúcar sabor a... ¿prohibido?Where stories live. Discover now