Capítulo 66 | Dos algodones de azúcar

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MADISON

Chiara y yo celebramos nuestro medio año de noviazgo afuera de casa.

La pasamos muy bien en el zoológico. Ya había pasado mucho tiempo desde la última vez que habíamos ido.

Dimos un gran paseo. Nos divertimos demasiado, pero, sin lugar a duda, la diversión que nos hizo gritar demasiado fue entre las sábanas de aquel hotel.

Chiara esta vez exploró con su pequeña boca cada parte de mi cuerpo y me dejó un maravilloso y excitante recuerdo para toda la vida.

Sin embargo, todo tiene su final, y nuestra diversión terminó pocas horas después cuando recibimos una llamada.

¡Quién lo imaginaría!

¡Ni me lo recuerdes!

En serio creí que la relación de Daniela y Emilio duraría para toda la vida.

Me llenó de mucha sorpresa cuando nos contó entre lágrimas lo que había sucedido en la mañana.

Si no había llamado antes era porque no quería interrumpir nuestras citas, ya que Fabián y Javier también habían salido a pasear juntos.

Eso nos molestó a los cuatro, porque tras la muerte de su madre, nosotros hicimos una promesa. No importa dónde ni con quien estemos. Si nos necesitamos, ahí estaremos.

Además, yo no olvido las veces que les hice dejar sus cosas para que vinieran a consolarme por tener el corazón en llanto.

Daniela pensó que no iríamos a su casa, porque ya era de noche, pero se equivocó. Los cuatro llegamos a tocarle la puerta.

Al inicio, Fabián y yo pensamos que era una broma, porque conocemos el humor de Daniela, pero cuando vimos su rostro bañado de lágrimas, supimos que de verdad habían terminado.

Daniela y Carla nos contaron las razones.

─Emilio me dijo que merezco vivir mi etapa y no saltarme de ella por más enamorada que esté de él ─dijo Daniela en medio de su llanto.

Tengo que admitir que entiendo el punto de Emilio, pero aún me duele ver a Daniela tan decaída.

El martes de la semana pasada fue un pésimo día para ella, porque Emilio voló para España y ella sintió que su corazón se rompía de nuevo.

Tampoco le fue bien en la evaluación que tuvimos. Por accidente, tropezó y se cayó en el pasillo. Eso provocó que terminara hecha un mar de lágrimas cuando llegó a su casa.

Fabián, Chiara y yo la acompañamos, porque no queríamos dejarla sola.

Esta vez no pidió espacio, sino más bien pidió que nos quedáramos con ella.

Pude notar la inmensa tristeza en su mirada cuando nos pidió ayudarle a guardar todos los obsequios de Emilio. La verdad es que tuvimos que necesitar varias cajas para guardar absolutamente todo.

Al terminar, Daniela también eliminó sus fotos y videos con él que tenía guardado en su celular, y juro que me dolió como si fuera Emilio. Sin embargo, entiendo a Daniela.

Ya es suficiente dolor con los recuerdos de él rondando en su cabeza hasta el punto de quitarle el sueño.

Cuando estuvimos de regreso a casa, Chiara nos contó a Fabián y a mí que descubrió que Daniela aún tenía guardado todas esas fotos y videos en la nube. Chiara la encontró por accidente frente a su laptop, y ahí Daniela le dijo que lo dejará escondido allí para contarles a sus hijos que a sus 19 años un español le rompió el corazón con su partida.

Dos algodones de azúcar sabor a... ¿prohibido?Where stories live. Discover now