Capítulo 3 | Ella lo recuerda

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CHIARA

—Tú quédate —me dice Madison, y sé que la sorpresa en mis ojos es evidente al verla salir del círculo y alejarse.

La sigo con la mirada.

—¡Oye! ¡Qué haces! —le dice Fabián a Madison cuando lo saca de su barco, y ella pasa a ocupar su lugar.

Todos reímos.

—Lo siento. Ya estamos completos —le dice Madison, y en su rostro forma una pequeña sonrisa de lado.

—¡Todos se aprovechan de mí! —Fabián finge llorar.

Otra vez se escuchan risas.

—¡¿Hay alguien aquí con vida?! —grita Fabián al estar sin grupo, y yo río — Digo, ¡¿hay alguien que me salve la vida?! ¡Por favor, tengan piedad!

Hago un puchero al igual que él, tras observar que no hay ningún barco incompleto.

—¿Ustedes ya se conocían?  

Escucho que pregunta una chica de mi círculo.

Llevo mi mirada hacia ella, y pestañeo cuando me doy cuenta de que la pregunta va dirigida a mí.

—¿Disculpa? —le digo, con el fin de que amablemente repita su pregunta.

—¿Madison y tú ya se conocían?

Sin poder evitarlo, llevo mi mirada hacia Madison, y una pequeña sonrisa se dibuja en mi rostro cuando me doy cuenta de que su mirada también está puesta en mí.

Madison rápidamente me quita la mirada.

Sé que nos quiere..., aunque sea un poquito, pero estoy segura de que nos quiere.

—Bien, chicos, voy a contar los barcos y ver quién murió ahogado —dice la profesora.

—Madison es mi... hermanastra —le digo a la chica.

Ella expresa una "Oh", totalmente sorprendida.

—Yo también tengo un hermanastro, pero ya es mucho mayor que yo —nos dice una chica que usa lentes.

Si no me equivoco, se llama Marcela.

—Ha de ser divertido tener una hermanastra de tu misma edad —dice Marcela, y no sé qué decir.

Si supiera...

—Sí... Lo es. —Echo una suave risa, y Marcela sonríe.

—Vaya, Fabián, eres el único que murió ahogado. —La profesora hace un puchero, y este le lanza una mirada homicida a Madison.

Ella le vuelve a lanzar una pequeña sonrisa de lado.

—Fabián te unirás a ese grupo —le dice la profesora, señalando al grupo donde estoy yo —, porque ya empezaremos con la siguiente dinámica.

Fabián se une a nuestro grupo muy contento.

Veo que Madison mantiene su mirada en nosotros, y Fabián no demora en lanzarle un beso volado. 

Uy, Madison, tranquila. No te quitaremos a tu amigo.

Yo jamás le haría eso a ella ni a nadie. Si tan solo Madi se animara a conocerme más, se daría cuenta que yo no quiero quitarle nada... Aunque, quizá sí un poco de su helado sabor a chicle y mora, pero nada más.

—Este último juego que haremos tendrá que ver mucho con las emociones —dice la profesora.

La dinámica que nos explica consiste en recrear una escena guiándonos de la emoción que nos toque.

Dos algodones de azúcar sabor a... ¿prohibido?Onde histórias criam vida. Descubra agora