Capítulo 73 | Descubrimientos inesperados

2.7K 243 41
                                    

MADISON

¿Suspendida? ¡Lo que faltaba!

Expulso un fuerte suspiro bajo el agua de la regadera. Necesito relajarme antes de iniciar con la misión de esta noche.

Primero, me enfocaré en ello y luego ya podré concentrarme en lo que pasará mañana. Después de tanto tiempo, al fin podré ser totalmente transparente con mi madre.

Salgo de la ducha, agradecida por sentirme menos abrumada. Me cambio rápido, porque de seguro los chicos ya han de llegar para la supuesta pijamada.

Fabián me comentó que Javier ya estará enterado de la misión. Al inicio se exaltó, pero luego se calmó tras comprender las razones por las que iremos a esa discoteca.

Mi primo también se identificada con esas razones. Él también quiere que todo este pavor cese de una vez.

Javier no nos acompañará. Se quedará con Chiara en la casa.

Ella aún no está enterada, y debo admitir que me causa un poco de nervios contárselo. Sin embargo, debo decírselo.

Termino de cambiarme, y salgo de mi habitación para ir en busca de Chiara.

Mi madre y Lorenzo ya se fueron a la casa de campo de mi abuela. Así que, estamos solas en casa.

Hace unos minutos Chiara me dijo que estaría en su habitación, haciendo una tarea que le fue asignada en su taller de Literatura.

Al llegar a mi destino, toco la puerta de su habitación, intentando que mis nervios no se noten.

─Puedes pasar, Madi ─me dice.

Sonrío al escuchar cómo me ha llamado. Con su voz, el diminutivo de mi nombre se siente más dulce.

Ingreso a su habitación. Sonrío al verla tan concentrada frente a su laptop, pero escribiendo en su cuaderno.

Me acerco con ella, intentando no hacer ruido.

─Cómo va todo. ─Tomo asiento en la silla de al lado.

Chiara me mira con una sonrisa.

Ella posa su mirada en mis labios y su sonrisa se desvanece.

─¿Te sigue doliendo mucho? ─dice Chiara.

Niego con mi cabeza.

La herida interna de mi labio inferior es pequeña. En su momento sangró mucho, pero con el pasar de las horas dejó de doler.

─No te preocupes ─le digo a Chiara ─. Todo está bien.

Le acaricio el cabello hasta esconder un mechón detrás de su oreja. La sonrisa de mi despistada regresa.

─Este trabajo me está despejando demasiado ─dice Chiara ─. Me encanta elaborar reseñas de obras literarias.

─Suena entretenido. ─Llevo mi vista a su cuaderno.

Sonrío por todos sus apuntes de tinta azul, subrayados con resaltadores de colores pasteles. Si Chiara viera mis anotaciones, de seguro se deprimiría por falta de colores. En cambio, yo veo los de ella y sus apuntes coloridos llenan de luz a mi interior.

─¿Madi? ─La voz de Chiara me hace mirarla a los ojos.

Ella expulsa una pequeña risa.

─Te perdiste por unos segundos ─dice, y mi sonrisa se agranda.

─Solo me distraje con tu garabato de arcoíris ─le digo.

Chiara jadea, reflejando una supuesta indignación. Su sonrisa me hace saber que no se ha ofendido. Lo cierto es que tampoco lo dije con mala intención.

Dos algodones de azúcar sabor a... ¿prohibido?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora