Capítulo 16 | Las cosas que hago por amor

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❃ MADISON 

Hoy es sábado, y durante toda la mañana estuve con mi padre.

Él me llevó a mis clases de manejo, y después de que terminaran, fuimos a un restaurante marino para almorzar.

El arroz con mariscos que me comí estuvo muy rico, y mi padre opinó lo mismo de su parihuela.

Tras salir del restaurante, mi padre me trajo a casa, y se quedó aquí unos minutos para hablar con mi madre.

Yo subí a mi habitación para tomar una ducha y vestir algo cómodo.

Ya ha pasado como un par de horas, y recién me separo de la laptop, ya que estuve haciendo la tarea de uno de los dos cursos que estoy adelantando en este verano.

Cuando es una tarea de investigación, sí que puede ocupar mucho tiempo.

—¿Quién es? —digo cuando tocan la puerta de mi habitación.

Por supuesto, por los toques suaves sé perfectamente quién es.

—Soy Chiara.

Una sonrisa se forma en mi rostro.

Me acerco rápido a la puerta y la abro, intentando bajar la intensidad de mi emoción.

—Hola, Chiara. —Le sonrío, y su sonrisa se agranda.

—Hola, Madison. ¿Qué tal estuvieron tus clases de manejo?

—Cada sábado aprendo más. Estuvieron bien —le digo.

—Eso es bueno —dice Chiara, y me percato de que sus dedos están jugando entre ellos.

—No te pongas nerviosa. Dime lo que sea que quieres decirme —le digo, buscando transmitirle calma con mi voz y mis palabras.

—Lo siento. —Expulsa una suave risa.

—No tienes de qué disculparte —le digo, y ella se queda en silencio, con su mirada fija en mí —¿Chiara? —Le sonrío, y ella parpadea.

Ambas reímos.

—¿Te desconectaste de la realidad? —le digo, y ella se cubre el rostro con sus manos.

—Qué vergüenza. Lo siento —dice, y yo niego, divertida.

—Bueno, cuál es el motivo por el que viniste a tocar mi puerta —le digo cuando las risas cesan.

—Vine a preguntarte a qué hora te desocupas... —dice Chiara, y se pone sus dos mechones detrás de sus orejas —para ver la primera temporada de Juego de Tronos.

—Justo ahora acabo de desocuparme. Si deseas lo vemos ya —le digo, y no demora en emocionarse.

—Genial. ¿Y dónde deseas verlo? ¿En tu habitación o en la mía? —me dice, y la respuesta llega rápido a mí.

—En la tuya —le digo.

—Está bien. Iré alistando todo.

—Pediré una pizza —le digo, y su sonrisa se agranda.

—¡Estupendo! Bueno, te estaré esperando en mi habitación —me dice, y se marcha.

Uy, en su habitación.

¡Silencio!

Cierro la puerta, y pido por delivery una pizza hawaiana, porque sé que es la favorita de Chiara. Como la pizzería está cerca de mi casa, no demora en venir.

Solo tardaron unos diez minutos.

Después de recibir la pizza, me dirijo a la cocina para llevar el refresco que mi madre nos preparó. Ella se ofrece a ayudarme a llevar todo hasta la habitación de Chiara.

Dos algodones de azúcar sabor a... ¿prohibido?Where stories live. Discover now