Capítulo 78 | ¿Una pesadilla hecha realidad?

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¡Aviso! Este capítulo tiene más de 9000 palabras. Por lo tanto, tomen sus precauciones. Nos leemos al finalizar el capítulo.

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❃ MADISON ❃

No puedo respirar bien.

Mi corazón no deja de latir apresurado.

Mi cabeza no deja de dar vueltas.

Mis lágrimas no dejan de desbordarse.

Yo no puedo dejar de caminar de un lado a otro.

Escucho a mi madre pedirme que intente calmarme, pero no puedo hacerlo. Ni siquiera ella puede hacerlo. Su llanto la delata.

Sin dejar de moverme, cierro los ojos y regresan los últimos recuerdos de Chiara en mis brazos. ¡Esto muy tormentoso!

─¡Madison! ─La voz de Daniela me inmoviliza.

Ella corre por el pasillo hacia mi dirección, junto a Fabián, Javier y mi padre.

Miro a mi madre, y sin la necesidad de palabras intuyo que ella los ha llamado. No me molesto en lo absoluto. Tan solo me quedo en mi lugar y me permito llorar en los brazos de mis amigos cuando me abrazan.

De reojo observo a mi padre abrazar a mi madre. Lorenzo y Hanna aún siguen impacientes en sus asientos.

─Qué te pasó ─dice Fabián, sujetando mis manos manchadas de sangre.

─No es mía... ─Mi llanto me interrumpe.

Siento que a cada segundo de incertidumbre que transcurre mi pecho se oprime aún más.

Mi padre se acerca a mí y me abraza.

─Vamos a que te laves las manos ─dice mi padre.

Niego con la cabeza.

─El médico puede salir en cualquier momento ─le digo.

Me desespera no saber nada de Chiara.

No sé por qué se desmayó. ¿Y si fue mi culpa por haberle hecho salir en este clima tan frío? ¿Y si se golpeó la cabeza cuando caímos al suelo?

¡Maldición! Ya han pasado como dos horas y yo sigo sin saber qué pasa.

Mi padre me sigue abrazando, mientras intento controlar mis sollozos. Miro a mis amigos, y los encuentro consolando a mi madre, Lorenzo y Hanna.

Cierro los ojos, y no sé a quién exactamente, pero solo suplico para que todo salga bien con Chiara.

─Familiares de la paciente Chiara Reyes. ─La voz del médico provoca que mis sollozos cesen.

Apresurada me acerco a él.

─Qué es lo que tiene mi hija, Doctor ─dice Lorenzo.

El médico revisa el documento que lleva en las manos, y el suspiro que expulsa no me tranquiliza.

─La paciente tuvo que pasar por una resonancia magnética y las pruebas arrojaron que tiene un tumor en el cerebro...

Mi pecho se hunde por completo.

El médico sigue hablando, pero mis oídos parecen haberse tapado.

Ni siquiera puedo llorar como Lorenzo, Hanna y mi madre. Tan solo siento fuertes nudos dentro de mí.

Respiro hondo, pero siento que pierdo el equilibro. Me abrazan, pero nada puede servir de consuelo en este momento.

Tomo asiento, y aunque tenga a mis amigos al lado, solo sigo mirando a mi alrededor en busca de Chiara.

Dos algodones de azúcar sabor a... ¿prohibido?Where stories live. Discover now