Capítulo 79 | ¿Es mucho pedir eso?

3.4K 253 64
                                    

MADISON

Miro mi reflejo en el espejo.

No luzco nada mal con este vendaje que cubre la pequeña herida de mi frente para nada agradable de ver.

En buena hora, no manché mi ropa con gotas de sangre. Tampoco es que haya derramado muchísima, pero sí fue alarmante ver a mi rostro cubierto con este.

Nunca olvidaré eso.

Tampoco los que lo presenciaron.

Se asustaron tanto que, cuando mis risas cesaron, pude darme cuenta de la gravedad de lo que había hecho. Tampoco me iba a morir, pero esa abertura en mi frente necesitaba rápido ser curada.

El médico de Chiara se encargó de saturármela y me sugirió descansar en la habitación donde me estuvo curando. Sin embargo, me negué rotundamente. Me sentía bien. No había nada malo conmigo.

Solo quería ir a ver a Chiara. Aún quiero hacerlo. Ya ha pasado casi una hora desde que la operación terminó.

Para mi desgracia, mi madre me obligó a hacerme una tomografía, ya que el golpe sí aparentó ser espantoso. Le hice caso, antes de que me insistiera hasta que yo me cansara de decir no. Durante toda la evaluación estuve ansiosa.

En mi mente solo estaba Chiara.

Los resultados de la tomografía arrojaron que no tenía ninguna contusión cerebral. Saber eso les dio tranquilidad a mis familiares y amigos. Yo solo celebré en mi interior, porque al fin vería a Chiara.

Siento que necesito verla. Quiero ver que todo esté yendo bien como aseguró el médico.

Él nos dijo que Chiara se encuentra en la Unidad de Cuidados Intensivos por el momento. Es preferible no ingresar a la habitación donde se encuentra, porque es importante garantizar su seguridad. Sin embargo, sí nos autorizaron verla desde afuera.

Expulso un fuerte suspiro y dejo de mirarme en el espejo.

¡Carajo! Ya me quité los nervios.

Salgo del baño y me dirijo hacia la sala de espera.

Lorenzo y mi madre también se muestran impacientes.

Hanna no nos acompañará, porque se ha ido a recoger a su madre al aeropuerto.

Ignoro las miradas que recibo. Sé que aún se siguen preguntando por qué me golpeé contra la pared.

No lo entenderían.

─Listo, señores.

El médico al fin hace aparición.

─Solo podrán estar ahí por diez minutos, no más ─nos dice el médico.

Mi madre y Lorenzo afirman en voz alta. Yo solo respiro hondo.

El médico pide que lo sigamos. Pasamos por un par de pasillos. Nos subimos a un ascensor. Los nervios me atacan de nuevo cuando salimos. Respiro hondo cuando leo el letrero que dice "Unidad de Cuidados Intensivos".

Cruzamos las enormes puertas y siento a mi corazón caer.

En ambos lados del pasillo hay salas ocupadas por pacientes que parecen solo vivir con el oxígeno que les brindan. Las mamparas de vidrio me permite verlos.

Es tan deprimente este lugar.

─Aquí está Chiara ─dice el médico.

Todo de mí se contrae.

Me acerco a la mampara de vidrio. Desde aquí se puede visualizar toda la habitación.

Desde aquí puedo ver entubada a la mujer que amo. Tiene más sensores pegados a su piel, líneas intravenosas y su cabeza está vendada.

Dos algodones de azúcar sabor a... ¿prohibido?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora