Dos algodones de azúcar sabor a... ¿prohibido?

Capítulo 87 | ¿Libertades arrebatadas?

Emilio es de los que piensan que los recuerdos son los que entristecen más el corazón, porque le da ese deseo de viajar al pasado y hacer más feliz a la persona que ama.

Está sentado en la cama de la mujer que lo hizo feliz y lo amó siempre. Todo lo que le rodea es doloroso de presenciar.

Carla está sentada a su lado, mientras contempla las fotografías del álbum de su hija. Con sus lágrimas cayendo, Carla pasa sus dedos por las fotografías donde Daniela sale danzando.

─Ya no la veré danzar nunca más, Emilio. ─El llanto de Carla expresa su quiebre en voz alta ─. Me rompieron el corazón de la peor manera.

─Debí llevarla a España conmigo ─dice Emilio con el corazón destrozado ─. Si lo hubiera hecho, ella seguiría con vida.

Carla cierra los ojos y llora con más fuerza.

Emilio la abraza con todo su interior quebrándose en miles de pedazos.

Carla sigue viendo las fotografías del álbum hasta que llega a la última página. Las lágrimas de Emilio caen como si viniera con mucho dolor, al observar las fotografías del viaje a Áncash.

Daniela estaba en duelo por su madre, pero estar acompañada de sus amigos y su novio la hizo sentir feliz y en calma. Las fotografías muestran a todos contentos, disfrutando de los bellos paisajes.

Emilio observa a cada uno en esas fotografías. Le duele saber que Daniela ya no está con ellos, pero recuerda que Madison, Fabián, Chiara y Javier siguen con vida. Dos de ellos siguen cautivos y uno fue atacado hace pocas horas.

Emilio siente que no pudo proteger a Daniela, pero al menos quiere ayudar a que sus amigos regresen a casa y puedan tener la oportunidad de vivir con intensidad..., tal y como siempre quiso que Daniela lo hiciera.

Emilio se limpia las lágrimas, y le da un suave apretón en la mano a Carla.

─Iré a hablar con alguien. Le prometo que voy a volver ─le dice Emilio a Carla.

Ella asiente sin poder dejar de llorar por el enorme vacío que siente dentro.

Hace cuatro meses murió su exesposa y ahora su hija también se ha ido.

Emilio se pone de pie y se marcha de la habitación de Daniela. Baja las escaleras de madera y se dirige a la cocina. Inés y Karen dejan de platicar al ver a Emilio parado en la puerta.

Las dos mujeres no dudaron en acompañar a Carla en este duro proceso, aunque ellas también mueren de miedo por dentro, pero no quieren dejar sola a una mujer que acaba de recibir la peor noticia que se le puede dar a una madre.

─Por favor, no la dejen sola ─les dice Emilio ─. Regresaré en un momento.

Inés y Karen le dicen que vaya con cuidado, y cuando Emilio se aleja de la puerta de la cocina, ellas se encaminan apresuradas hacia la habitación de Daniela para acompañar a su madre.

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Ya son la una de la mañana del 11 de diciembre, y los capitanes a cargo ya tienen tres puntos ubicados en el mapa.

Emilio estará afuera de la oficina, esperando a ser atendido por uno de los capitanes.

Emilio no es especialista en rescate, pero quiere saber qué avances tienen para poder ayudar en algo.

Llegó hace dos horas, pero parece que los capitanes no quieren darle de su tiempo al estar muy enfocados en la investigación.

Emilio está a punto de regresar al recibidor y pedirle a la secretaria que se comunique con el capitán Medina, pero su intención es interrumpida cuando ve venir por el pasillo a un hombre que está muy bien uniformado.