Capítulo 60 | Un castillo de arena

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MADISON

En medio de varios pensamientos, me quedo mirando el jardín a través de la ventana de mi habitación.

El lunes de esta semana pasaron muchas cosas. Todas ellas fueron inesperadas. Sin embargo, me alegra ver que mi primo y mi mejor amigo estén felices juntos de nuevo.

Yo también me siento tranquila por dejar de pensar en el suceso extraño que me ocurrió en el teatro. Por momentos pensé que me sentiría observada de nuevo, pero eso jamás sucedió.

Lo que sí me mantiene intrigada y preocupada es la noticia que Fabián nos pasó en la tarde del mismo lunes.

Otros dos cuerpos fueron encontrados, y aunque haya sido en un lugar muy lejano a nuestro distrito, me embargó un poco el miedo, porque esto se está saliendo de control.

Nunca había sucedido en Perú este tipo de atentados a tal magnitud. Lamentablemente, siempre ha existido agresiones físicas y verbales hacia personas de la comunidad LGBTIQ+. Sin embargo, jamás habían desaparecido y luego encontrados muertos.

Las autoridades continúan tapando la gravedad del asunto, y la verdad no sé qué es lo que esperan que ocurra.

Para nuestra desgracia, siempre hemos sido marginados por el resto de la sociedad. Así que, estoy segura de que esa es una de las razones por la que no se escucha tan alto la voz de nuestra comunidad. Incluso, las personas que nos aborrecen comentan en las redes sociales que no deberían dar tanta importancia a lo que viene pasando, porque al final todo terminaremos muriendo.

Cuando leí ese comentario me enojó demasiado, pero me pone peor ver cómo las propias autoridades no les ponen atención a estos homicidi0s muy sospechosos de personas de la comunidad LGBTIQ+, como lo hacen con los demás casos de homicidi0s o secuestros.

Ay, Madison. La poca importancia que les tienen se nota a leguas.

Expulso un suspiro y decido alejarme de la ventana.

Veo la hora en mi celular, y ya decido bajar a la sala, porque Daniela y Emilio ya vendrán a recogernos. Así que, me pongo mi mediana mochila de viaje al hombro y salgo de mi habitación.

Podría ir de frente a la sala, pero mejor opto por ir a la habitación de Chiara para bajar juntas.

El fin de semana pasado, Emilio nos invitó a su casa de playa para este viernes, ya que el domingo estará ocupado con un asunto de su película. Así que, hoy, por ser un día que no tenemos clases, hemos querido aprovechar su gentileza.

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─¡Guau! ─decimos varios al ver la tremenda casa que está frente a nosotros.

Es de tres pisos, muy amplia y demasiado elegante.

Bueno, es un director de cine. ¿Qué esperabas?

Me haces sentir boba. Así que, desaparece.

Carraspeo, y me acerco a Chiara para ayudarle con su mochila.

─¿Ya no te sientes cansada? ¿Has recuperado energía? ─le digo, poniendo un mechón de su cabello detrás de la oreja.

Siempre me encantará acariciar su suave cabello, y me encanta más cuando le veo cerrar los ojos cuando mis dedos se desvían por su mejilla.

─Sí, dormir durante medio camino me llenó de energía ─dice Chiara, sonriendo.

Como era de esperarse, no me contengo y beso sus labios.

Chiara entreabre la boca y yo ingreso mi lengua para que navegue por su interior.

¡Carajo! Continúa allí el sabor del algodón de azúcar que se comió durante el camino, y su extrema dulzura me hace querer más...

Dos algodones de azúcar sabor a... ¿prohibido?Where stories live. Discover now