Dos algodones de azúcar sabor a... ¿prohibido?

Capítulo 72 | Una explosión de emociones

❁ CHIARA ❁

Jamás había sentido tantas miradas sobre mí.

Nadie me ha prohibido respirar, pero juro que se me dificulta demasiado.

Mis lágrimas se desbordan y mi cuerpo tiembla.

Nunca pensé que ese hermoso momento con Madi sería fotografiado, ni mucho menos expuesto ante varios estudiantes y profesores.

Mis amigos han volteado a verme con sorpresa. Quisiera decir algo para cambiar este ambiente de murmullos que me está agobiando, pero siento como si mi voz también hubiera salido huyendo.

─¡Qué carajos! ─La voz de Jonathan me hace pasar saliva con fuerza.

Desvío mi mirada hacia él. No está muy cerca de mí, pero su mirada me quema.

─¿Estás saliendo con tu hermanastra? ─dice Jonathan.

Su desprecio es muy notorio.

─Resultó ser una espantosa cajita de sorpresas ─dice Ximena.

─Tú cállate ─le dice Daniela.

Todo mi rostro se calienta y me siento sin el poder de posar mi mirada por los demás. Tan solo miro a Madi.

─Vámonos, Chiara ─dice Madison.

Ella me abraza de lado y me da fuerzas para ponerme de pie.

─Ok. Aquí no pasó nada ─dice la presentadora.

¡Después de cuántos siglos!

No escucho más de lo que dice la presentadora, porque con Madison salimos apuradas del auditorio.

─Esto no puede estar pasando ─dice Madison, mientras nos dirigimos al estacionamiento.

Pestañeo con fuerza cuando mi cabeza me duele más.

Escucho pasos atrás nuestro y volteo asustada.

─Tranquila. Somos nosotros ─dice Javier.

Daniela y Fabián vienen con él.

Sigo caminando cabizbaja, sintiendo un profundo dolorcito en mi pecho.

Llegamos al auto de Madison. Ella me abre la puerta del copiloto. Me subo y espero a que ella también ingrese al auto.

Cuando la tengo cerca y ya solo somos nosotras, me rompo en lágrimas.

Madison y yo nos abrazamos. Me aferro a su cuerpo, sintiendo tanto miedo. Desbordo lágrimas con más dolor cuando escucho los sollozos de Madison.

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─Ahora qué haremos. ─Sollozo entre los brazos de mi mosquetera.

De reojo veo a Fabián, Javier y Daniela caminar de un lado a otro por la sala. Madison y yo continuamos sentadas en el sofá.

─Quienes menos han de importarnos deben ser los de la universidad. ─Madison acurruca mi rostro en sus manos ─. Los vamos a ignorar.

─Qué hay de mis amigos... ─Miz voz se rompe en otro sollozo.

─Puedes hablar con ellos y contarles la verdad ─dice Madison ─, pero no te sientas mal ni te culpes si la amistad se rompe.

Cierro los ojos cuando mis lágrimas se desbordan con más fuerza.

¿Mis amigos serían capaces de rechazarme por amar a mi hermanastra? De tan solo imaginarlo, mi corazón duele más.

─Pero sí considero que ya debemos decírselo a nuestros padres ─dice Madison.

Sus palabras golpean con brusquedad internamente a mi cabeza.