Capítulo 22 | Lo inesperado y una despistada

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❁ CHIARA 

Las clases de teatro van de maravilla, y me siento muy feliz que mi desenvolvimiento haya mejorado.

Aún suelo sentir nervios o un poco de vergüenza para actuar frente a los demás. Sin embargo, en lugar de entristecerme por ello, me enfoco en buscar y seguir consejos que me ayuden a disminuir los nervios y dejar la vergüenza.

Madison y los demás chicos que conozco, al hacerme sentir en un ambiente de confianza, me ayudan demasiado.

Hoy, viernes, Madison no tiene clases. Así que, optó por acompañarnos a Karen y a mí al supermercado a realizar las compras para la siguiente semana. Por esa razón es que las tres estamos paseando con el carro de compras.

—Iré a los servicios higiénicos. Vuelvo rápido —les digo.

Karen asiente, y Madison me dice que vaya con cuidado. Yo le sonrío, y me dirijo al baño.

Me demoro unos cuantos minutos adentro, y cuando salgo, saco mi celular para preguntarle a Madison si siguen estando en el mismo pasillo, o ya están en otro.

—¿Chiara? ¿Eres tú? 

Una voz masculina llega a mis oídos. Así que, dejo de concentrarme en el celular y levanto la mirada.

Mi ceño se frunce, mientras Eduardo, un excompañero del colegio, me mira sorprendido.

—Sí, soy yo —le digo, y él me sonríe —. Qué tal.

—Muy bien, ¿y tú? —Se cruza de brazos —. ¡Qué grata sorpresa!

Bueno, no puedo decir lo contrario, pues Eduardo fue unos de los pocos compañeros que no se puso en mi contra o criticarme tras las mentiras de Elías y Lorena.

—También estoy bien —le digo.

—Tras volver de Chile, no te imaginas cuánto quise encontrarme con Madison —me dice, y yo me cruzo de brazos.

—¿Y eso por qué?

—Porque hasta el día de hoy sigo siendo su admirador. —Me guiña, y yo pongo los ojos en blanco —. Tranquila, Chiarita. No es una admiración de un fan enamorado, sino que lo digo por sus cualidades y habilidades.

Echa un suspiro, y pone un rostro como si estuviera recordando algo, mientras su sonrisa no desaparece.

—Cómo olvidar cuando te defendió en la fiesta de despedida. Dejo mudos y payasos a muchos. —Eduardo echa una risa.

¡¿Que Madison hizo qué?!

Miro sorprendida a Eduardo.

—¿Me defendió?

¡¿Esto es real?!

—Así es. —Él me mira curioso, con el rostro inclinado —. ¿No lo sabías?

—No —le digo, y su boca se abre en sorpresa.

—¡Vaya! ¿Madison querrá matarme si te lo cuento? —dice Eduardo, y yo niego con mi cabeza.

¿Estás segura de ello?

No. Claro que querrá hacerlo, pero necesito saber qué pasó esa noche ahora mismo.

Le pido a Eduardo que me lo cuente, y él no demora en brindarme toda la información, con lujos y detalles.

Eduardo siempre ha sido un chico muy observador, y muchas veces ha estado al margen de cualquier pleito de la escuela. Él podía hablarse con todos, pero su círculo de amigos era demasiado pequeño. Eduardo era demasiado selectivo con sus amistades y muy inteligente; así que, engañarlo sería muy complicado.

Dos algodones de azúcar sabor a... ¿prohibido?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora