Capítulo LXXVIII: Rabias contraídas

1.2K 171 28
                                    

DUSTIN

El sueño y vagancia tardarían en abandonarme, conseguía distraerme fácilmente y luego me arrepentía porque estudiar se me había complicado.

Suspendía lengua, irónicamente era muy bueno, pero no en la asignatura concretamente.

—¿Qué más da? Es una nota —trató de animar Lars — Con todo lo que está pasando no has podido estudiar. Mírame a mí, ni estudiando apruebo.

—En tu casa son compasivos, en la mía no —recordé.

—Ser el hijo del soberano debe tener muchas desventajas —asintió. La hora de descanso seguía siendo aburrida. Al menos antes podía aprovechar y reírme de alguien, pero ahora ni eso. Todo se resumía a tener que aguantar a Regina y a hablar con Lars.

—Suspendes por idiota —dijo Regina —. Meredith es quien te ayuda y desde que cada uno va a lo suyo así te va. Vergüenza me daría a mí sacar menos notas que este —dijo refiriéndose a Lars.

—Disculpa por ser inteligente pero vago —dijo claramente a modo broma —. ¿Qué más da? Tengo dinero seguro y cualquier trabajo que desee. Ventajas de ser rico.

—Lo que digas —restó importancia.

—¿Tú no estabas molesta con Meredith? —preguntó Lars — Porque aquí no pintas nada.

—No me la menciones —dijo molesta dejando su comida de lado.

—Todos sabemos que cuando le permitan salir y vuelva a clases ahí volverás arrastrándote nuevamente —dije —. No me gusta meterme en cosas de alguien que viva conmigo, pero a Meredith no le importas. Tú misma sabes que te usa a su beneficio.

—Si vas a decir lo que todos dicen entonces mejor quédate callado.

—¿Cuándo vas a aceptar que la gente cambia? —preguntó Lars — Antes era igual, un poco menos, pero nada demasiado diferente. Te dejas humillar cuando antes eras quien la defendías.

—No sabía que querías ser psicólogo.

—Voy de tu hermano mayor.

—Mera suerte nacer poco antes.

—Acéptalo, tienes una extraña obsesión.

—No es obsesión —se quejó.

—¿Entonces como se llama eso? —pregunté.

—Solo necesita tiempo para recuperarse.

—¿De qué? ¿De la demencia? —Lars bebió de su botella de agua.

—Nadie tiene el derecho de tratarte como una basura por más que lo seas —dije y me miró mal —. No estar bien no es excusa para maltratar.

—Dije que no quería hablar de ella, gracias por arruinar la única hora donde puedo no estar estudiando de vez en cuando —se puso en pie y se fue.

—¿Deberíamos de hacer algo? —pregunté.

—No, Regina sabe lo que hace y sigue ahí por idiota, masoquista e engreída. La gente así no cambia.

Una notificación llegó a mi móvil y revisé quien era. Normalmente tenía a todo el mundo silenciado menos a unos pocos que me caían bien o me podían pegar si no contestaba.

Neru: Dustin

Neru: Estás??

—¿Quién es? —Lars se acercó a mirar y alejé el teléfono.

—Nadie. Recordatorio de la cita médica, Padre ha ordenado que se adelantara.

—No creo que la tengas hoy.

El secreto de los CliffortWhere stories live. Discover now