Capítulo XVII: Voto de confianza ✔

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DUSTIN

Desperté al sentir el efecto de la borrachera de ayer.

Me percaté de un detalle, no estaba solo.

—Joder —dije al ver a Meredith dormir de espaldas y obviamente desnuda —, ni borracho consigo librarme de ti.

Me levanté y recogí la ropa del suelo. Me vestí con rapidez, Mutter me iba a arrancar los huevos por no aparecer sin avisar.

Para mi no sorpresa tenía el buzón lleno de llamadas perdidas de mis madres y de Jayden. Los ignoré completamente, no había ningún otro motivo por el cual me hubieran llamado tantas veces. Nunca recordaban mi existencia, incluso, se acordaban más de Bernard que de mí.

Me dirigí a la habitación de Lars y me adentré sin sorprenderme del panorama.

—Joder —se quejó —, pensé que era Madre.

—Cualquier día os van a descubrir, se escucha desde fuera —dije apartando la vista de ambos —. Solo vengo a por ropa. Como si no estuviera —cosas peores había visto.

—¿Dónde está Meredith? —preguntó Regina.

—Durmiendo —me acerqué al gran armario de Lars.

Era inevitable escuchar como Regina y él disfrutaban de un mañanero.

Me llevé algo de ropa limpia y me fui a dar una ducha en otra de las habitaciones de invitados, no quería toparme con Meredith, no hasta que se le pasara el capricho.

Por suerte pude ducharme y vestirme sin ver a Meredith. Cuando se lo proponía parecía una exnovia tóxica y enfermiza.

—¡Joder! —exclamé al abrir la puerta del baño y encontrarla.

«Bien Dustin, te has equivocado»

—¿Qué quieres? —pregunté al verla — Olvídalo, no tengo tiempo para ti —pasé por su lado dispuesto a irme.

—Mutter ha llamado enfadada —la ignoré —, ha pasado algo grave, alguien ha entrado y han pegado a Angela, aunque podrían habérsela llevado y dejarnos con un muerto menos —comentó eso último.

La miré sin entender.

—¿Qué está pasando y por qué no me entero de que pasa en mi propia casa? —siguió preguntando.

—Órdenes de tu queridísimo Papi —salí de ahí.

Busqué a Lars y di con él de manera rápida, cuando apenas se iba a dar una ducha.

—Regina, fuera —hablé.

—Pero es mi casa —se quejó.

—También es la mía —recordó Lars —. Lo que dice Dustin cuenta —salió a regañadientes.

—Tenemos un problema —hablé —. ¿Te acuerdas de aquello? —le hice una señal extraña que aceptó y asintió — Creo que no mentía.

—Es imposible, han pasado casi tres años.

—Alguien ha intentado atacar la mansión, ¿quién será si no es culpa de eso? —pregunté —. Nadie se arriesgaría a tanto.

—¿Se lo vas a decir a Jayden? —preguntó.

—No, irá con sus aires de superior y hará lo que le salga del huevo izquierdo.

—No te quito la razón —asintió —. Habla con Beatrice —propuso.

—Será muy sospechoso si voy yo —traté de pensar —, pero no lo será si envío a alguien.

—¿Y a quién tienes en mente? —preguntó.

El secreto de los CliffortWhere stories live. Discover now