Capítulo CLV: Alma desgarradora

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NERU

Miré mi reflejo y no me reconocí.

Desde que entré a esa casa dejé de saber quién era realmente.

Hice mi mano un puño y golpeé el espejo con rabia. Este acabó roto y mi mano sangrando.

Maldije y suspiré por lo alto.

El día de hoy estaba por terminar.

Salí sin importarme la nueva herida, fui a la gran sala donde nos reunimos antes de atacar.

Katrina mandó a sus hombres a fuera y hablé con todo duro:

—Esto no va a quedar así.

—No vengas de ofendida, agradece que hay una perra menos en el mundo.

—No me subestimes, mira la sorpresa que se han llevado todos —recordé.

—¿Hasta dónde piensas llegar por cumplir tus deseos? —Katrina se encaró — No sirves ni para apretar un gatillo. Por suerte serás un peón más y dejarás de ser una diligente, un gran número.

—Ese es tu problema, tu jodido problema —recalqué por lo alto —. Me tienes envidia por una estupidez clara. Cualquiera quisiera ser hija del amo y tú no te conformas.

—Ay, por favor, cierra la boca, Sabrina. Al menos a mí nadie me odia —alcé una ceja.

—Todos te odian y cualquiera podría confirmarlo.

—Si no me importan, no cuentan —le restó importancia —. ¿Vas a seguir llorando como una niña por la muerte de esa asquerosa? Tienes cosas más importantes que hacer, ve a hacerlas, ¿o prefieres que llame a Dáskalos y vea que estás de brazos cruzados discutiendo con quien sí hace sus tareas?

—Te acordarás de esta —aseguré antes de abandonar el lugar.

Me dirigí a una celda concreta.

Entré a ver a Sonia, Teressa y Juleka. Cuando iba a por Dustin solo las asusté, no las maté.

No negaría que el rencor hacia ellas era mucho, pero el causante de esto ya estaba donde debía.

—Así que has vuelto —dijo Sonia al verme.

—No voy a agradecer a ninguna que callara y a consecuencia de eso todo saliera como el amo y Dáskalos planearon —hablé.

—Debiste ser paciente —siguió Teressa.

Cerré la puerta y me senté en el suelo sucio y lleno de basura.

—¿Acaso esto te ha dejado esa sensación de felicidad que tanto pensaste que te daría? —miré a Sonia.

—Acaba con nosotras de una vez, es a eso a lo que te mandan —dijo Juleka.

—Yo... —hablé e hice silencio — Es imposible, las pistas estaban hechas para confundir y... —realmente no supe cómo lo hicieron.

—Nosotras conocemos el pasado —Teressa recordó —, eso es clave para entender y unir todo. Incluso antes de que nacieras ya todo era complicado.

—Y también entendemos las relaciones —completó Juleka —. Somos pocos los que sabemos la verdad y por eso no fue una sorpresa.

—No digas eso —dije de mala gana—. Klaus está muerto. Ya ninguna tiene que ser esclava de nadie y yo puedo seguir con mi vida.

—Por hijo de puta —Sonia no disimuló su molestia.

—¿Vas a decirle a los demás que eres de nosotros? —Teressa preguntó.

—Ya lo saben.

—¿Todo? —insistió.

El secreto de los CliffortWhere stories live. Discover now