Capítulo CXXXVIII: Incógnita

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NARRADOR OMNISCIENTE

La madrugada del lunes se aproximaba dejando atrás un domingo de gente que solo estuvo a lo suyo.

—¿Mirando las estrellas? —preguntó Dos.

—¿Espiando? —dijo Uno.

Dos se sentó en el suelo a su lado y decidió hacer otra pregunta:

—¿Quién apuestas que será la primera persona en caer?

—La huérfana —desde atrás una nueva persona se unió.

Tres caminó y se puso enfrente de ambos.

—Será la primera que caiga con soltar un tiro —Tres habló con seguridad.

—Es demasiado inteligente para perder los estribos hasta ese punto —Dos también habló.

—Es una estúpida que sigue viva porque al amo se le antoja para que pueda funcionar todo como está planeado. Con ella muerta haríamos más y Dáskalos lo lleva diciendo desde antes de que apareciera en esa casa.

Uno escuchaba atentamente en silencio.

—Y Falsch es otro imbécil por acercarse tanto a esa idiota —Tres, definitivamente, la odiaba con todo su ser.

—¿No sería divertido ver cómo te pega un tiro la persona que más odias en este mundo? —Uno habló con calma.

—Mejor hablemos de que ni una buena paliza pudiste darle a ninguno de los otros hijos de perra. Debiste mandarlos al hospital.

—No lo hice porque sigo las órdenes del amo y me dijo que solo los asustara —Uno recalcó —. Cuanto más confundidos y más en contra de ellos mismos estén, mejor para todos.

—No ganaremos nada discutiendo —Dos quiso calmar la situación.

—Lo increíble es que puedas ser un asesino sin escrúpulos y ahora pretendas traer la paz con alguien que ni un buen susto sabe dar. Como hice yo con Adela cuando pretendía abrirle la cara un poco y... —Uno interrumpió.

—Y Falsch tuvo que meterse porque desobedecer al amo te parece más inteligente que hacer lo que manda —completó —. Para luego yo responder por tus actos.

—No hablemos de quién desobedece a quién porque encabezas la lista.

—Si Dáskalos escucha algo de lo que está pasando vamos a tener muchos problemas antes de lo previsto —Uno se puso en pie y sacudió su ropa, ignorando las palabras de Dos.

—Deja de creerte especial por tener el apellido que tienes —Tres miró a Uno con superioridad —. Cuando te degraden veremos quién ríe de quién.

—¿La gran Katrina Flexer piensa que le tengo miedo? —Uno estaba incumpliendo muchas normas al referirse a alguien de su rango por su nombre.

—Uno... —Dos trató de advertirle y que hiciera silencio.

—Ni en las épocas de aprendices —Dáskalos hizo su aparición —. Ni en esos instantes había tantas discusiones como ahora. En una misión no existe absolutamente nada más que el objetivo al que se quiere llegar y en el proceso todos somos desconocidos.

—Uno no está de acuerdo con la orden de degradar su puesto —dijo Tres.

—La orden la he dado yo, ¿tienes algún problema con eso? —Dáskalos miró a Uno.

—No, Dáskalos —finalmente respondió Uno.

—Deja de perder el tiempo y ocúpate de la huérfana. En unas horas debe estar despierta y a una mocosa desobediente, rebelde y odiosa no se la controla con el aire.

El secreto de los CliffortDonde viven las historias. Descúbrelo ahora