Capítulo L: Competencia de dos

1.5K 338 41
                                    

JAYDEN

—¡Jayden! —escuché a alguien llamarme a lo lejos.

Miré en esa dirección y Neru apareció corriendo.

Me observó con atención.

—Sé que estoy follable pero deja de mirarme solo estoy en una piscina en pleno invierno.

—Lo que digas —se acercó —. Tienes que hacer una cosa por mí.

—¿Se te han cansado los dedos? —elevó una ceja.

—No. Quiero que Angela se quede.

—¿Y eso en qué me afecta?

—Te lo estoy pidiendo —dijo como si fuera lo más obvio del mundo.

—Ruega lo que quieras pero eso no es mi problema.

—No seas maldito, tú puedes hacer algo —recordó.

—Tal vez. ¿Qué gano con eso?

—¿Tanto te cuesta hacer algo sin querer otra cosa a cambio?

—¿Por qué hacer algo gratis si puedo conseguir muchas cosas? —la miré de arriba a abajo.

—Bien, como prefieras. ¿Qué quieres a cambio?

Me apoyé del borde de la piscina y salí.

Neru dio unos pasos hacia atrás y se cruzó de brazos.

—¿Qué me ofreces? —pregunté.

—Puedes tener lo que sea, ¿por qué no haces esto sin esperar nada a cambio? ¿Qué te cuesta hacerlo?

—Más de lo que te crees —aseguré.

—No pienso darte nada.

—¿Por que no quieres, no puedes o lo tengo demasiado visto? —me miró ofendida.

—¿Qué insinúas?

—¿Por qué quieres que Angela se quede? —fui directo al punto.

—Es mi amiga. No tengo muchos amigosy aquí todo el mundo hace lo que quiere cuando quiere y yo quiero que se quede —dijo como si fuera una copia de la otra caprichosa.

—¿Meredith te está pegando lo caprichosa? —elevó una ceja.

—¿Me estás comparando con ella? —preguntó ofendida.

—En el fondo no hay tantas diferencias. Caes con facilidad, eres caprichosa, no soportas a nadie y la más importante y que hace que repita contigo, la mamas bien.

Me pegó una bofetada.

—¿Y así quieres que haga algo por ti? —volví a mirarla algo divertido — También podemos ponernos sadomasoquistas y follar aquí mismo.

Parecía molesta cuando solo le había dicho la verdad en la cara.

—Olvídalo, puedes irte a la mierda.

Antes de dejar que se fuera la agarré con fuerza del brazo.

—Tienes una manía muy fea de hacer lo que se te da la gana. ¿Se te olvida nuestro trato?

—Puedes usarlo como papel higiénico y limpiarte el culo.

—¿Qué pretendes con tener a Angela cerca? —ignoré su mirada asesina.

—A ti no te interesa lo que hagamos o dejemos de hacer.

—¿Secreto lésbico? —frunció el ceño.

—No, y aunque así fuera seguiría siendo nuestro maldito problema, no el tuyo.

—Solo me divierto contigo, Neru, ¿por qué tan agresiva? En la cama eres más mansa.

El secreto de los CliffortWhere stories live. Discover now