Capítulo CXXIII: Afectada abstraída

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JAYDEN

El olor a muerto se intensificaba a medida que acordaba los metros.

—No veo nada, ¿podemos irnos? Tengo hambre —Dustin habló.

Ser su tutor era una mierda y más ser obligado por Padre.

—Hay que descubrir quién es esta vez. Debe estar por aquí.

—¿Cómo es que siempre terminas enterándote sobre todo si teóricamente no sabes nada? —preguntó desconfiado.

—Tengo fuentes de información. Ahora camina y deja de hacer preguntas tontas o seré yo quien te deje más imbécil de lo que estás.

A lo lejos divisé una cabaña que parecía abandonada.

—Es peligroso ir por ahí, apenas se ve algo entre las hojas y los árboles del bosque. Estamos a cientos de kilómetros de casa y huele a muerto. No veo a nadie más que nosotros y sigo con hambre.

—Meredith te está pegando lo caprichoso e insoportable. Sigue caminando, como mucho acabas muerto. No es nada preocupante.

Murmuró algo por lo bajo que no logré escuchar.

Vigilé con atención cada paso que dábamos para asegurarme de que no había nadie, aunque, según aquel anónimo, se había encargado de dejarme pista libre.

Llegamos apenas con algún rasguño de las ramas, nada más.

La puerta medio abierta daba señales de alerta, así que entramos con la intención de sorprender y atacar si hacía falta a quien se interpusiera.

Más que eso, la única persona que había ahí, gritó asustada.

—¡Esta vez no he hecho nada, lo prometo! ¡No me hagas más daño, por favor! —hice una señal a Dustin para que se despreocupara y bajara el arma que apenas usaba bien.

—¿Esa no es Valeria? —susurró el que me acompañaba en medio de los llantos de la otra.

Me acerqué y en cuanto toqué su cara para quitar la venda, nuevamente su llanto y lágrimas desbordaron.

Quité el trozo de tela y en verme lloró todavía más.

—¿Qué hace Valeria aquí? —preguntó Dustin — ¿No se fue a Colombia hace años?

—Jayden —me llamó entre sollozos —, Dustin —siguió llorando desconsoladamente.

—Deja de llorar —dije agachado a su altura —. ¿Qué haces aquí?

—Tienes que ser más delicado, ¿no ves que está llorando y confusa? Deja que te enseñe —Dustin se acercó — Valeria, ¿qué te ha pasado?

—Eso es igual o peor que lo mío.

—Cállate y deja que responda —lo miré mal.

—Ben... —murmuró Valeria.

—¿Ben, qué? —pregunté.

—Está muerto —dijo.

—¿Y? —pregunté.

—No me puedo creer que consiguieras novia con ese carácter que tienes —Dustin, creyéndose rey de los corazones, habló otra vez —. ¿Cómo sabes eso?

—Ellos... —murmuró Valeria.

—¿Quiénes son ellos? —me quedé de espectador.

—No puedo decirlo —negó temerosa —. Pero fueron ellos. Vi a Ben, lo mataron, lo vi porque casi me matan —volvió a llorar.

El secreto de los CliffortWhere stories live. Discover now