Capítulo CLVI: Legión Z

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DUSTIN

Aquella mujer que llamaban Dáskalos apareció.

Era confuso, en mi cabeza no cabía la idea de la relación familiar existente con Neru y que la mujer fuera una de las promotoras de todo este asunto.

Dáskalos, Cassandra, la madre de Neru, Beatrice o como jodidos se llamara, agarró a Adela y la tiró contra el suelo.

—A las seis —anunció —. Sirve para algo y mata a esta imbécil, me tiene harta con sus lloriqueos. Mírame cuando te hablo, es una orden.

Neru no contestó y por ello, aquella sonora bofetada, no fue nada amorosa.

—No haces nada bien —no entendía por qué Neru obedecía a esa mujer si la trataba tan mal —, a buenas horas tuvo que estar mi vida en peligro y me vi en la obligación de tenerte.

La mirada de Neru no reflejaba ningún tipo de sentimiento.

—Estamos de servicio —finalmente habló —, ¿hace falta dejarme en vergüenza delante de las víctimas?

—Yo te avergüenzo cuando quiera, ahora haz lo que te he ordenado.

Las dejó solas y unos hombres se pusieron cerca de nosotros, vigilando y estando a nuestro lado.

Neru, en cambio, observó a Adela y continuó hablando para ella:

—Cuando fuimos a Italia no fuiste capaz de identificar a Selver porque no lo viste, de eso nos encargamos—intenté llamar a Lars y este me miró con confusión —. Siempre tuve el control de la situación —Neru le ofreció la mano y Adela se puso en pie.

—¿Qué va a pasar con ellos? —nos miró.

—Lars —llamó a mi mejor amigo —, acércate.

—Aquí estoy bien.

—¿Tengo que repetirlo? —dijo en un tono sádico y Lars no llevó la contraria. Un hombre lo empujó y casi cae.

—Odio el drama —la chica conocida como Tres apareció —. ¿Qué hacen todos ellos aquí? ¿Quién los ha dejado salir?

Ninguno fue tan idiota de responder.

—¿Uno? —preguntó y miró a Neru— Eres una jodida imbécil que siempre hace lo que le da la gana.

—Déjame adivinar, te manda Dáskalos —dijo Neru con cara de asco.

—¿No es evidente? Me la encontré en la puerta.

—Idiota, seguro fuiste detrás de ella —soltó.

—Dustin —el intento de voz dulce de la otra chica me dio escalofríos —, mueve el culo y ven aquí. Ayudaré a... a esta —señaló a Neru con el pulgar —. De nada.

Jayden y Meredith me miraron y negué.

—¡Que vengas! —gritó y disparó al techo.

Me acerqué lentamente. Debía existir una manera de salir de aquí a las buenas o a las malas.

—Igual que con la estúpida coja —cargó el arma y me apuntó.

—Katrina, la orden es para mí —dijo Neru.

Me hice a la idea de que no dispararía en cualquier lugar, solo en uno que asegurara mi muerte.

—Katrina, te estoy hablando —si ignoraba a Neru no me imaginaba qué me haría.

Lars se arriesgó y empujó a Tres, esta disparó y me hirió en un brazo. Apenas me rozó la bala, pero mi brazo acabó herido.

Mi cerebro desconectó con el sonido de un segundo balazo, fue de Neru. No hirió a nadie, fue más una advertencia mortal a todos los que seguíamos en esa sala.

El secreto de los CliffortWhere stories live. Discover now