Capítulo XCVII: Trampa mortal

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NERU

Volví a aquel maldito lugar en qué vivía.

Al entrar choqué con alguien y gruñí.

—Ten más cuidado, todos tenemos prisa —dije.

Al ver girarse a un Jayden que desprendía ira hasta la otra punta del mundo, decidí cerrar la boca y no decir nada más.

Seguí caminando, de todos modos no era mi problema y no tenía tiempo de discutir con nadie.

Una molesta alarma decidió resonar y dejarnos sordos a todos los que estábamos dentro de la mansión.

Un guardia se acercó y me hizo señas de que lo siguiera.

Pregunté qué estaba pasando con un elevado tono de voz por el molesto ruido. Pero su respuesta no llegó porque el sonido estridente que se hizo tan alto que mis tímpanos querían a estallar.

De un momento a otro el sonido paró.

El desagradable dolor de cabeza que quedó como resultado de esa horrible alarma, fue el causante de que me acercara al guardia y le preguntara.

—Sígame, por favor —ignoró mi "¿qué significa la alarma?".

—No —dije firme —, eres el peor guardaespaldas del mundo.

El hombre fue a hablar y, antes de que lo hiciera, le pegué una bofetada. Lo odiaba a él también por no hacer nada y quedarse como si nada hubiera pasado.

Me di la vuelta y fui a buscar a otro guardia. Si me iba a ir seria con uno que no me dejara tirada.

Jayden hablaba muy enfadado a uno de ellos diciéndole que le trajeran su auto.

Cada vez daba más la sensación de que iba a matar a alguien.

—¿Qué acaba de pasar? —pregunté al único que vi y que no era gritado por Jayden.

—Será mejor que salga de la mansión —se limitó a decir.

—¿Por qué? —pregunté.

—Mals llevará fuera —el guardia llamó a otro.

—¿Mi supuesto guardaespaldas? —elevé la voz — Me niego.

El tal Mals apareció. Ya lo odiaba con toda mi vida y no quería verlo nunca más.

—Hijo de puta —dije con rabia tan fuerte que hasta Jayden olvidó su molestia y miró —, exijo otro guardaespaldas, este es defectuoso.

—Hablaremos con... —lo interrumpí.

—No quiero esperar a nada, ¡he dicho que con este hombre no voy a ningún lado! —nadie iba a entender por qué me alteraba.

Ante mi dramática actuación y el problema que me ganaría, no tuve de otra que ir hasta Jayden, ante todo siempre perdiendo la dignidad.

—Jayden —lo llamé —, eres el único que... —me interrumpió.

—Soluciona tus niñerías y berrinches sola.

—Pero... —no me dejó terminar de hablar.

—Pero, nada. ¿Te piensas que soy tu niñero? —no respondí nada — Haz el favor de salir de aquí y dejar de montar escenas patéticas.

—Jayden no puedes dejarme con este tipo —bajé la voz.

—Claro que puedo —siguió hablando molesto.

En vista de que estaba a punto de irse, porque su auto estaba ahí, iba a activar el modo dramática suprem.

—Jayden no me encuentro bien —me agarré a él.

El secreto de los CliffortWhere stories live. Discover now