Capítulo CXXXI: Doblegamiento a la prior

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NERU

Mis sentidos despertaron y abrí mis ojos lentamente.

No me sorprendió nada el estado en el que estaba ni mucho menos quien más estaba. Borracha o no, supe lo que hice.

Meredith seguía durmiendo y me levanté intentando ser rápida para vestirme e irme.

Salí del sofá y recogí mi ropa. Me vestí sin problema y en la cocina busqué algo de comer.

Pensé en preparar algo rápido e improvisado.

La rubia despertó poco después y me ignoró.

No era la primera chica que decía ser heterosexual y acababa lamiéndome el clítoris como una desesperada.

—He preparado algo de desayunar —informé acomodando mi cabello —. Nos vamos en diez minutos.

No respondió y tampoco le di importancia.

Busqué entre mis cosas y di con una caja con cigarrillos. Salí a fumar uno y me senté a observar la nada.

Probablemente hubiera caos del otro lado y yo tranquilamente fumando para desnublar mi mente.

Recibí una llamada de Malena y contesté.

Del otro lado de la línea escuché demasiado bullicio.

—¡¿Dónde estás?! —Malena preguntó hablando alto por el ruido — ¡¿Sigues con Meredith?!

—Sí —di otra calada.

—¡Ven aquí ahora mismo, esto se está saliendo de control! —los gritos de fondo eran fuertes.

—Iré en unos minutos. Encárgate del resto —aparté el teléfono de mi oreja porque el ruido era bastante.

Malena dijo algo que no logré escuchar y colgó la llamada.

Esperé unos pocos minutos a terminar de consumir mi cigarro y entré a buscar a Meredith.

—Nos vamos —dije.

Seguía desayunado con pocas ganas.

—Déjalo todo y ya luego vendré a ordenar esto.

Dejó sus cosas a un lado y se puso en pie.

Salí con ella detrás y me dirigí al parqueadero que había cerca.

Saqué las llaves el pequeño bolso y el garaje se abrió.

Busqué una moto con la mirada y guardé mis cosas.

—No sé conducir motos —dijo Meredith.

—Yo sí —contesté.

—Dijiste que no sabías conducir.

—Nunca dije que no supiera conducir una moto —la miré —. Sube, tenemos poco tiempo para llegar.

Mi manera de conducir no era nada delicada, Meredith acabó aferrándose a mí por miedo a caer.

Ir a altas velocidades y esquivar autos se me hizo costumbre desde que aprendí.

Llegamos cerca de la mansión y bajamos. Había mucha gente.

Paré al ver en una esquina a Angela con Malena.

Bajamos de la motocicleta y nos acercamos a ellas.

—Dayanel ha ido a ver a Adela y ninguno contesta —Angela habló rápidamente nada más verme —. La gente se ha vuelto loca. ¡De verdad! ¡Más que antes!

—Intentamos ir a por los otros dos y fue imposible. Dustin intentó ir y al parecer Lars lo convenció de que era mala idea —esta vez habló Malena —. Jayden directamente nos ignoró.

El secreto de los CliffortWhere stories live. Discover now