Capítulo XL: Problemas

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JAYDEN

—Llaman del hospital —apareció una de las chicas de la servidumbre.

Le arrebaté el teléfono y contesté.

—Jayden Cliffort, ¿qué pasa?

Soy el doctor Mornis, hace unos minutos trajeron a Dustin y Neru.

—¿De qué estás hablando? —detuve mi camino hacia la salida.

Accidente automovilístico en la plaza central, colisionó contra otro auto.

«Mierda Dustin, no podías matarte»

—¿Iba borracho? —me agarré el puente de la nariz, solo recibía problemas de dos idiotas.

No, estaba sobrio —informó.

—Voy enseguida, ocúpate de salvar sus inútiles vidas o yo mismo te quitaré la tuya —amenacé —. Para algo eres doctor.

Como ordene —colgué.

Padre no podía enterarse de esto, me convenía que estuviera lejos hasta el domingo, no necesitaba que apareciera.

«Maldito Dustin»

Tiré el teléfono de la casa contra la pared, ese hijo de puta me estaba atrasando más de lo que el inútil de Padre.

—Jayden —apareció Mutter.

—Ahora no —solté tosco —. Reúne a Mère y Madre y que os lleven al hospital escoltadas. No os quiero aquí hasta que Dustin y Neru salgan con todos los huesos en su sitio.

—¿Qué les ha pasado? —preguntó con cierta preocupación.

—Me importa una mierda, haz lo que te he dicho —Mutter obedeció.

Nadie más debía de enterarse, iba a tener que ocuparme de Angela, ella sería la primera que haría correr la voz.

—Tú —dije hacia una de las sirvientas recogiendo lo que quedaba del inexistente teléfono —, cuando Angela aparezca dile que estaremos fuera algunas horas, a Bernard dile lo mismo.  Si pregunta por Neru dile que no sabes nada.

—Como ordene —dijo en voz baja.

Salí de ahí y me dirigí al auto.

—Que nadie se entere de que escoltaréis hasta el hospital —dije hacia uno de los guardias —. Ni Padre. Quien desobedezca sufrirá las consecuencias —advertí.

—Como ordene.

Subí al auto y emprendí mi camino.

Estaba cerca de encontrar algo, entre los documentos que Padre mandó a destruir a Hira y algunos más de sus hombres encontré algo importante, un apellido que tenía pinta de ser importante.

Estaba encontrando muchas cosas que me llevaban al mismo punto, a la nada.

Maldije al recibir una llamada de Padre.

—Padre —respondí.

Cállate, no te he dado permiso para que hables —apreté el volante con fuerza —. Te llamo porque al fin vamos a recuperarnos. Matámos a ese hijo de puta, era uno de esos hombres nuevos de los que intuía que podían hacernos algo.

—Son buenas noticias —dije de la manera más seria posible.

Ya de por si, la insensatez que hizo que Neru y Dustin acabaran en el hospital había interrumpido algo importante que debía de hacer.

El secreto de los CliffortWhere stories live. Discover now