Capítulo CV: Desmadres de cinco

584 150 64
                                    

DUSTIN

El silencio abundaba.

Por primera vez en mucho tiempo no había alguien discutiendo o quejándose de algo o alguien mientras trataba de chantajear a su antojo, o algún creído creyéndose el rey de la casa.

La pereza y el cansancio podían conmigo, no quería levantarme de la cama.

Traté de seguir durmiendo, no iba a hacer nada mejor en todo el día y prefería que pensaran que no estaba, aunque estuviera aquí vagando todo el día.

El día prometía ser aburrido. Llovía como nunca y la tormenta había llegado para quedarse.

Hacía frío y estaba oscuro.

Unos golpes en la puerta arruinaron mi plan de dormir. Di la orden de pasar y por ella se mostró a una de las de servidumbre.

Se hizo a un lado, dejando paso a Lars, quien decidió aparecer por su cuenta.

—Trae algo de desayuno —dije.

Asintió y se retiró.

Lars entró y fue directamente a tirarse a mi cama.

—¿Qué haces aquí? —pregunté.

—Me aburro.

—¿Solo me buscas porque te aburres? —no quería hacer el esfuerzo de levantarme.

—¿No deberías estar ya en pie?

—Sal de mi cama, quiero dormir —claramente mi humor adormilado no era muy bueno.

—No he venido a verte dormir, levanta.

—No voy a levantarme.

—O lo haces o te tiro a patadas para que despiertes —prácticamente amenazó.

—Es el único día en el que no tengo que hacer nada y hay algo de paz en esta casa. No siempre se tiene esa suerte y hay que aprovechar.

—Meredith está con Regina en no me importa dónde, es ella la que siempre hace escándalo. Es comprensible.

—No es la única —me levanté.

—Que sexy —bromeó mirando mi torso.

—Nos vemos la polla cuando nos duchamos en los vestuarios, no me vengas con bobadas.

—Ahora recuerdo por qué estás soltero —que no le siguiera el juego hacía que acabara recordándome algunas desgracias.

—No habla el que más suerte tenga en el mundo amoroso.

—El amor da asco —se revolcó en mi cama —, prefiero follar sin compromiso. La mayoría de chicas acepta sabiendo lo que conlleva y la minoría solo me cruza la cara, a ti ni siquiera te aceptan un hola.

—Si no fuera hijo del soberano sería el ignorado —peiné mi cabello con los dedos —, a ti te quedaría mejor el papel. Eres el chico deportista y rompecorazones, solo te faltan las buenas notas que sacarías si te aplicaras y serías el cumplidor de todos los requisitos.

—Súmale que soy guapo y estoy bueno —habló natural.

—La belleza es subjetiva.

—Envidioso.

—¿Envidia al que sigue detrás de su ex? —me burlé.

—Eso es jugar sucio —acusó —. Al menos a mí me hace caso.

—Sería un golpe bajo si estuviera detrás de una chica, no es mi caso —me vanaglorié.

—No te entiendo —se quitó los zapatos y se acomodó en mi cama mientras buscaba en mando de la gran televisión plasma que decidí poner hace algún tiempo —. A veces no da esa sensación.

El secreto de los CliffortDonde viven las historias. Descúbrelo ahora