Capítulo CLIII: Apellidos peligrosos

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NARRADOR OMNISCIENTE

Falsch se reunió con sus superiores.

Dos se acercó y le hizo un gesto para alejarse.

—Ya no tienes que ser el espía de nadie —habló el menor —. Cuando esto se acabe...

—Cuando esto acabé estaré muerto —dijo Falsch a lo bajo.

Dos miró disimuladamente al resto que hablaban impacientes porque esperaban a Uno y a Tres, quienes rondaban las celdas y comprobaban la seguridad.

—Que me hayan pagado una millonada por el peligro que corre mi vida en estos momentos no va a solucionar nada —Dos alzó una ceja —. No te hagas. Lo de hoy nadie lo va a olvidar.

—Tienes ocho años más que yo, ya me olvidarás.

—Egocéntrico de mierda —soltó Falsch sin miedo —. Tú solo eres el hijo del amo. Solo estás aquí porque te obligaron desde que naciste y vives en la sombra de Tres, la niña perfecta para ellos. Abre los ojos, Leandro.

—Theodor —Dos advirtió —, si Dáskalos te escucha acabarás mal. Ir contra los superiores es la peor idea que existe.

—Si incluso entres los cinco, no hay uno solo que ni haya ido en contra de otro.

—No me jodas que has vuelto a hacer algo a escondidas —Dos se lo vio venir.

—Puede ser.

—Dunter... —lo miró mal.

—Flexer... —Falsch lo llamó de la misma manera. Solo cuando Dos se molestaba llamaba a la gente por su apellido.

—Me lo pones difícil. La traición se paga con sangre y eso sale de la muerte.

—En un inicio apoyaba todo esto, ahora solo veo que es una guerra sinsentido. Esto va a acabar tan mal que ni ellos están preparados —Falsch se refirió al resto de Tod.

—¿Qué has hecho? —no hubo respuesta — He callado todo lo que has hecho por más que lo haya odiado, ahora no lo ocultes.

—Lo mismo que hubieras hecho tú.

Dáskalos se acercó y ellos dieron un paso atrás.

—Tú... —se dirigió al de menor rango de todos.

—Falsch, déjanos a solas —el amo habló.

—Y vete solo —Dáskalos dijo con una clara doble intención.

Ella siempre se opuso a cualquier tipo de relación amorosa o de amistad que existiera dentro de Tod.

—Suficiente mierda he visto hoy —siguió la única mujer presente —. Lárgate de aquí, me das asco. Te dije que no fueras a ayudarla después de la paliza que iba a darle y solo vives jodiéndola.

—Cálmate —sugirió el amo.

Dáskalos agarró el brazo de Falsch.

—Más te vale no hacer nada, te has acercado mucho a ella y no vas a cagar mis planes después de treinta años peleando duramente.

Aunque el afectado quisiera decir algo no podría, aquella psicópata mataba a cualquier persona que no le agradara incluso sin conocerlos.

—Déjalo —Dos se metió en la discusión.

—¿Por qué? —Dáskalos lo miró — ¿Vas a comerle la polla para consolarlo o esta vez será el quien te la coma?

—Suficiente —advirtió el amo.

Dáskalos lo soltó de mala gana.

—¡¿Qué haces que no te largas?! ¡Mueve el puto culo antes de que te mate!

El secreto de los CliffortWhere stories live. Discover now