Capítulo XXIII: Venenosas adversarias ✔

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NERU

Gracias a las estupideces de Jayden llegué tarde, aun así conseguí llegar al odioso instituto de estúpidos millonarios retrógrados.

Estaba harta de este lugar y todavía estaría aquí mucho tiempo.

—Puedo ir sola —dije al ver sus intenciones.

—Pero no podrás entrar si llegas una hora tarde —se burló.

—Ha sido tu jodida culpa —salí del auto y me puse la mochila.

—Una pena —dijo con voz fingida.

Puso el seguro a su auto y comenzó a caminar, no tuve de otra que tener que seguirlo.

Al entrar muchos nos miraron, me sentía patética.

—No tengo diez años, sé ir sola —refunfuñé.

—Quiero disfrutar de tu humillación un rato —lo miré sin entender.

Comprendí en el momento donde tropecé de manera "accidental" con su pie y caí.

Literalmente todos me miraron.

Nunca pensé en decir esto, pero hasta Dustin era más soportable.

«Maldito Jayden»

—Levántate —ordenó.

Me puse en pie a regañadientes.

—Buena chica —dijo como si fuera un perro.

Llegamos al despacho del director.

Le valió mierda todo, pasó de manera directa.

—Buenos días —saludó el pobre hombre.

—Ahórrate tus palabras y dale un justificante de lo que te dé la jodida gana.

El director sacó una hoja que rellenó y firmó. Después de entregarme dicho justificante me fui y Jayden decidió dejarme en paz.

Por el camino me topé con Regina.

—Hola, Neru —saludó.

Pasé por su lado dispuesta a ignorarla.

—¿Sabes que la clase que nos toca ahora está por el otro lado? —me detuve.

—No finjas que te caigo bien cuando las dos sabemos que es totalmente al contrario —la miré.

—Quería hacer el intento, pero a Meredith no le caes lo suficientemente bien.

—No me digas —solté sarcástica —, pensé que nos habíamos hecho las mejores amigas sobre la faz de la tierra.

—Sabía que me mentías, alguien como tú nunca podría estar en el lugar de alguien como yo.

—Tienes razón. Yo no permito que me traten como una mierda —nos miramos fijamente —. Yo no dejo que nadie me use.

—A mí no me lo parece —me miró de arriba a abajo.

—Lo mismo podría decir de ti —sonrió con falsedad.

—¿Eres la puta de la casa? —apreté mis puños por la rabia — No me extrañaría, seguro debes estar ahí por eso.

—No te atrevas a repetir eso —la amenacé con la mirada.

Odiaba que todos me tratasen como alguien inferior.

—Puta —repitió.

—Eres una... —mi voz fue interrumpida.

—Neru —llamó alguien a mis espaldas.

Decidí ignorar a Regina y me dirigí hacia Adela, quien me había llamado, antes de formar un escándalo.

El secreto de los CliffortDonde viven las historias. Descúbrelo ahora