Capítulo LII: En el parking

1.4K 319 25
                                    

MEREDITH

—¿Buscas algo? —pregunté a la fastidiosa de Angela.

—Mis padres me dijeron que los esperara aquí, ya casi nos vamos al aeropuerto y nada que los veo.

—Al final para mi desgracia seguirás con nosotros, ¿qué más te da?

—Me voy a despedir, yo si los quiero, no como otras.

—No me importa.

—Salimos ya —Madre apareció.

—No podemos irnos. No encuentro a mis padres.

—Suenas como una niña de diez, aunque no hay mucha diferencia —Angela me miró mal.

—Meredith, no estamos en un lugar solitario. Tenéis cinco minutos, los demás ya están abajo.

Madre se fue escoltada.

—¿Y si les ha pasado algo? —preguntó con preocupación.

—Lo único que les puede haber pasado es que hayan huido de ti.

—No te soporto, hablo en serio.

—Tienes cinco minutos, no voy a ayudarte —me dirigí al ascensor.

—Ya sé que a todos les doy igual, pero no lo hagas por mí, hazlo porque vas a llegar tarde de lo contraria.

Llegamos al ascensor.

Su móvil sonó informando de una notificación.

—Me han dicho que están en el estacionamiento. Así que voy ahí antes de irme.

—¿Por qué van a estar en el estacionamiento? —pregunté confusa.

—Acaban de llegar.

El ascensor paró en la planta de recepción.

—¿Dónde está el estacionamiento? —preguntó.

—¿No sabes leer?

—Si es que tu misma te ganas que te odie.

—Deja el número, te acompañaré pero porque quiero irme ya y capaz de que te quedas llorando como una niña y nos retrasas todavía más —me miró mal.

Fuimos hasta el estacionamiento.

Estaba bastante vacío, era raro.

Solo se escuchaba el eco del taconeo de mis tan queridas botas altas.

—Dicen que están en la planta menos dos y que se han retrasado —me enseñó el mensaje.

Nos dirigimos a dicho lugar.

Había algo extraño, la sensación que transmitía el sitio no era normal.

—¿Te da miedo ir por un parking sola? —preguntó Angela al girarme y mirar por detrás.

—Está demasiado solo para ser un hotel de esta categoría.

—Tienes miedo —confirmó.

—Ni que fuera a salir un asesino —un estruendoso sonido nos alertó.

—Mierda, ¿por qué invocas al mal? —se asustó.

—Déjate de tonterías y vamos. ¿En dónde están? —unas risas de fondo se escucharon seguido de un apagón.

Nos miramos entre nosotras.

Algo aquí estaba siendo demasiado raro.

El sonido de un disparo se hizo presente.

El secreto de los CliffortWhere stories live. Discover now