Vista al pasado #6

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NARRADOR OMNISCIENTE

23 AÑOS ANTES

Gritos y más gritos, suplicas y más suplicas.

Otra vida desgraciada. Seis meses infernales casada con un desconocido.

Mientras la primera ya llevaba casi siete años casada y la segunda dos, se preguntaba como hacían para sobrevivir.

Sabía que si se había casado con él no era para nada bueno, especialmente por el famoso rumor de que no podía tener hijos, ninguna de sus otras dos esposas le había dado alguno.

En un principio intentó huir, pero después de tantos castigos se dio por vencida. Era mejor obedecer.

—Maldita sea, eres la más joven de esas otras dos inútiles, tienes que quedarte embarazada.

No contestó nada, había comenzado a pensar que el problema no lo tenían ellas tres, sino él.

—¡Mirame cuando hablo! —obedeció —. ¿Qué han dado las pruebas?

Decirle que daban negativo era otro motivo más para acabar mal.

—¡Te estoy hablando! —recibió una bofetada que giró su cara a un lado.

Lo miró con cierto miedo.

—¿Y bien?

—Negativo —agachó la mirada.

Se asustó al ver cómo soltaba una patada a la mesa del despachó y tiraba todo lo que alcanzaba.

—Gasper se casó hace unos años, no puede tener hijos antes que yo, todavía tengo suerte de que no lo es tiene, ¿lo entiendes maldita estúpida? —se acercó amenazante.

Para nadie en la casa era un secreto que el primero que tuviera un hijo se aseguraría que su descendencia poseería todo lo que en este momento era del hombre que se denominaba un soberano, claro, que si se le adelantaban le quitarían del puesto por derecho a la famosa jerarquía, aunque Gasper no parecía tener esas intenciones.

La maldita jerarquia, ese era el problema, una cosa sin sentido, algo de locos y que muy pocos lograban entender.

La competencia para que naciera el heredero absoluto de todo en el imperio era una especie de carrera a contrarreloj competencia entre los hermanos, aunque solo uno mostraba la desesperación absoluta, y todos sabían quién era.

—En los malditos estudios solo una ha dado positivo en las pruebas de fertilidad, ¿qué tanto cuesta que os embarazéis vosotras dos? —la agarró de la mandíbula con fuerza — Quiero que sea mi sangre directa quien se quede con esto. Quiero que nazca un maldito niño.

No dijo nada, era lo mejor. Recibió un golpe en la mandíbula y trató de ahogar las lágrimas de dolor y rabia.

Él las odiaba, especialmente a la primera.

—¡Nadie va a quitarme lo mío! —la agarró del cuello casi ahogándola — ¡Nadie va a quitarme de mi maldito trono!

Intentó soltarse, se estaba quedando sin respiración.

—Tú serás quien críe a mi primer hijo varón, sabes obedecer bien cuando te lo propones. Tú te ocuparás.

La soltó, comenzó a pensar que llegaría a morir asfixiada.

—¡Agradece maldita estúpida! —recibió una bofetada — ¡Agradece que serás tú!

El futuro podía deparar sorpresas, pero el soberano podía encargarse de asegurarse el suyo quitando del medio a quien fuera.

El secreto de los CliffortWhere stories live. Discover now