Vista al pasado #9

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NARRADOR OMNISCIENTE

1 AÑO ANTES

Las doce de la madrugada dio paso a un nuevo día y con eso su cumpleaños.

Nuevamente casa sola. La costumbre ya la tenía.

—¡Feliz cumpleaños! —gritó alguien ajeno a la escena en la que estaba.

—¿Qué haces aquí? —preguntó con sorpresa ante aquella voz.

—Digamos que me he escapado para venir a felicitarte —miró al chico.

—No te quiero ver —contestó de manera natural.

—¿Sigues molesta? Te dije que no quería que ella se enfadará y por eso le di la razón y...

—Y nada. Haz el favor de irte. No quiero que nadie te vea aquí y te relacione conmigo de ningún modo.

—Pero eres mi hermana —refunfuñó.

—No lo soy —retractó — y deja de decir eso, cualquiera que te escuche se lo cree.

—Pero te quiero como a una, así que sí, lo eres —las quejas del menor no le gustaron.

—Eso no sirve de nada. Si me disculpas me voy a dormir.

—Pero es tu cumpleaños.

—Odio las fiestas.

—Eso es mentira.

—Las odio cuando son las típicas fiestas familiares con falsas sonrisas. ¿Y dices conocerme? Mejor vete, quiero dormir. Relacionarme con la gente da asco —hizo una mueca de fastidio.

—¿Piensas no hacer nada? —cambió la expresión ante la pregunta.

—Ya tienes la respuesta. Además, mis amigos vendrán, seguramente. No creo poder dormir mucho aunque lo intente.

—No tienes más amigos que nosotros. No mientas.

—¿Vienes a felicitarme o a decirme que no tengo amigos? —se cruzó de brazos y elevó una ceja de forma acusatoria.

—A ambas —la sinceridad que obtuvo al menos no la molestó.

—Vete. Voy a dormir.

—No te creo.

—Primero me voy a masturbar, ¿contento? —observó que el chico rodó los ojos.

—No me refería a eso.

—Ya sabes dónde está la puerta. Puedes irte cuando te venga en gana. Ya estoy cansada de hablar contigo. Ya conoces mi casa y mucho no hay que robar, aunque esas mañanas te las reservas para otras cosas.

Lo dejó con la palabra en la boca y fue a su habitación.

Se encontró una gran bolsa en su cama, la cual claramente antes no se encontraba en ese lugar.

Se acercó por curiosidad y la abrió sospechando que el individuo de abajo tenía algo que ver.

Encontró un margo con la foto de dicha persona, su medio hermana y ella.

—¿Te gusta? —escuchó a sus espaldas — La foto es de hace ocho años, pero es como si no hubiera sido hace tanto —admitió —. No quiero nada que la involucre.

—¿Por qué?

Hizo silencio y prefirió no hablar de más.

—Si es por lo de quién pasó a la final... lo siento, sí, fuiste tú. Pero ella nunca lo admitiría. Sabes mejor que yo cómo es y lo difícil que se vuelve. Ya no sé quién es más terca.

El secreto de los CliffortWhere stories live. Discover now