Capítulo CLIV: Violenta relación

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NERU

Quedando solos conmigo apoyé la ametralladora en mi hombro.

—¿Dónde mierda estamos? —preguntó Jayden.

—Chico impaciente —me giré a verlos.

—Esto ni siquiera tiene sentido —dijo Meredith —. ¿En qué momento? ¿Cómo? —la más sorprendida era ella de manera clara.

—Haré una única pregunta —la ignoré.

—Lo que me faltaba —Jayden no dudó en hablar en voz alta.

—Ya mátame pues —Meredith ya estaba harta —. Ni ganas de vivir tengo.

Volví a ignorarla.

—Lo dije muchas veces, que ninguno me subestimara, que nadie sabía de mí, que no solo era una "inestable" e impulsiva —caminé por el espacio —. Cada maldita pista, cada maldita palabra... La vida es un puzle que hay que saber construir para obtener respuestas —me detuve — y dimos todas las respuestas que se buscaban, solo había que saber interpretarlas y ordenarlas.

—Nosotros no sabíamos ni quién eras antes de venir —Dustin decidió hablar.

Antes de responderle, el auricular anunció que alguien se comunicaba.

Dáskalos lo quiere muerto ahora —escuché a Dos —. Mi opinión no cuenta, así que ven. Me ignorarás de todos modos diga lo que diga.

No iba a maldecir ni discutir que siempre me tocaba dejarlo todo a medias porque había público y, ante todo, unión. Falsa, pero unión.

Bajé el arma y una idea rondó por mi mente.

—Llegaré acompañada —hablé y los miré —, dar espectáculos es algo que me encanta.

Me acerqué a la puerta.

Indiqué que se acercaran varios hombres y obedecieron.

—Al patio, ahora.

Me adelanté y llegué yo primera y sola.

Allí estaba Klaus.

Detuve mis pasos y recordé todos los motivos que provocaron que terminara así.

—Te buscaba para decirte que están a salvo —dijo Falsch apareciendo detrás de mí —, he ordenado que a tus... bueno, con quienes fingiste amistad, estén bien.

—Me ocuparé yo, antes de nada hay una cosa importante que debo decirles.

Nos acercamos a un Klaus golpeado. El amo lo odiaba y había sido generoso al no dejarlo peor. Eso no quitaba el hecho de que estaba irreconocible.

Las botas militares de Tres se plantaron. Faltaba Dos por llegar, otro al que no muchas veces no soportaba desde que lo conocí en los entrenamientos.

—No me importa que lo maten —dijo ella —, yo solo quiero muertos a Dustin, Meredith y Jayden, igual que Dos. A este desgraciado solo lo quieren muerto el amo, Dáskalos y... —me miró.

—Cállate de una vez —espeté.

El amo carraspeó e hicimos silencio.

Dos llegó y detrás de él traían como perros a las tres personas que cayeron aquí por tener el mismo apellido que el futuro muerto a mi lado.

—Seremos compasivos —habló el superior de todos.

Golpeó con todas sus fuerzas el rostro de Klaus.

Las mentiras nos habían llevado muy lejos a todos y debíamos afrontar las consecuencias.

Dáskalos se acercó con la misma navaja con la que pretendió herirme.

El secreto de los CliffortWo Geschichten leben. Entdecke jetzt