Capítulo CVIII: Pistas revoltosas

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MEREDITH

El viejo médico entró e ignoré ese hecho. No me interesaba.

Seguí esperando a la lenta de Angela y al otro lento de Dustin.

Odiaba que la vigilancia sobre mí fuera bastante más estricta últimamente.

Llegamos sobre la misma hora. Nada diferente a lo usual.

Puse mi mochila y caminé hacia la entrada al gran edificio.

—Meredith —Regina me llamó y consiguió asustarme.

—¡Regina! —la miré — No me llames si no estoy atenta.

—Lo tendré en cuenta.

—¡Meredith! —otra voz más me llamó, solo que un tono diferente.

Me giré y observé a Adela acercarse.

—¿Me buscas? —pregunté.

—¿Dónde está Neru?

—No lo sé, no vivo pendiente de lo que hace.

—¿Le has hecho algo?—preguntó acusatoriamente.

—Piensa lo que quieras —seguí caminando.

—Eres una puta —para mi sorpresa, me agarró del cabello y tiró hacia atrás —. Deja de meterte con ella.

—Suéltame —me tiró al suelo de la fuerza que hizo.

Regina me ayudó a ponerme en pie.

Algunos se acercaron a ver la escena.

—No me vuelvas a tocar —advertí.

—Te tuve miedo una vez, no dos. Sé de lo que eres capaz y no me importa. Es mi mejor amiga y si algo malo le pasa te vas a acordar de mi nombre toda tu jodida vida.

—No me amenaces, no me toques y no te acerques —la miré fríamente —. Nunca más.

—Mira como tiemblo.

—No intentes provocarme con tus juegos ordinarios de gente sin clase. Dale espectáculo a estos imbéciles con alguien que esté dispuesto a rebajarse a tu nivel —se hizo una guerra de miradas.

—Te estaré vigilando —amenazó.

Se dio la vuelta para irse.

—Haz lo que quieras, mucho no me espero de alguien como tú, una controladora y manipuladora que no tardará en mostrar su cara.

—No soy como tú —se giró.

—Eres buena actriz, si quedas en la calle adiciona y te aseguras el puesto.

Mis palabras la molestaron.

La gente se ofendía con facilidad.

—Fausse —la llamé falsa en su lengua materna.

Reaccionó dándome un empujón.

Dayanel, otro falso como ella, la agarró para evitar que una pelea física por su parte.

—Hypocrite —dije antes de irme con Regina al interior del edificio.

Ignoré a la gente y caminé como si no hubiera sucedido nada.

—¿Vas a dejar que se salga con la suya? —preguntó Regina.

—Es ella la que recordará mi nombre —aseguré —, se arrepentirá cuando vea quién consigue qué y vea el lugar donde queda cada una.

Se había equivocado conmigo. Yo sabía mucho de ella, ella sabía muy poco de mí.






JAYDEN

El secreto de los CliffortWhere stories live. Discover now