Renacer con Talento en Naruto [1]

Capítulo 93 - Las Islas Nagori (2)

"Por fin están aquí". Rei dijo mientras sentía a unos cientos de personas de diferente fuerza a través de su percepción de la naturaleza. Esto hizo que las personas que lo rodeaban se tensaran un poco, excepto Konan, quien solo sonrió y apretó la mano de Rei para tranquilizarlo.

Habían pasado tres días desde su conversación con Ringo y estos días fueron bastante ocupados y exigentes para cada shinobi en la pequeña fuerza de Kiri. Rei decidió pelear como un shinobi y es por eso que ahora estaba mirando la base 'principal' que estaba completamente vacía desde un poco más lejos en un búnker subterráneo hecho en un acantilado. Las tropas de Kiri también estaban dispersas y escondidas por todas partes, a pocos metros de la base que se suponía que era un cebo. Los Kiri shinobi estaban en escuadrones de diez hombres y todos ya sabían su papel. ​​

"Hay alrededor de quinientas personas con reservas de chakra de nivel civil. Lo más probable es que sean mercenarios... carne de cañón, supongo". Rei dijo con el ceño fruncido. Si bien estas personas no eran ninjas, no deberían subestimarse a pesar de que probablemente apenas tenían una fuerza de bajo nivel de genin... si eso. La parte importante eran sus números. Obviamente, fueron ampliamente superados en número. "Entonces, según los niveles de chakra, hay alrededor de doscientos genins, alrededor de ochenta chunin y veinte jonin para trescientos shinobi".

"Trescientos..." repitió Ringo. "Ochocientos en total..." Se mordió el labio inferior, esperando que su plan funcionara.

"Además, hay dos chakras increíblemente fuertes". Rei agregó. "Probablemente comandantes. Apuesto a que uno de ellos es un jinchuuriki". Una sonrisa se dibujó en los labios de Rei cuando dijo eso. Él era, después de todo, un poco coleccionista de chakra bijuu en este momento...

"Eso es molesto". Ringo dijo seriamente mientras entrecerraba los ojos hacia el horizonte. El rango de detección de Rei era bastante y los enemigos ni siquiera podían verse todavía.

"No te molestes", bromeó Rei divertida cuando la vio tratando de localizarlos. "Incluso con tu increíble vista no los verás todavía. Tendrías que ser un Hyuuga para eso. Todavía están al otro lado de la isla, saliendo de sus botes".

Ringo asintió, entendiendo que todavía habrá que esperar un poco antes de que se desate el infierno. Ella solo esperaba que sus enemigos cayeran en la trampa.

...

"¿Qué sientes, B?" A preguntó bruscamente mientras se giraba hacia su hermano sustituto.

B frunció el ceño mientras observaba la base de Kiri ninja. A primera vista, era sospechoso. No había patrullas, ni trampas, ni nada, y la base parecía vacía. Fue solo cuando B comenzó a usar su sensor de chakra que recibió una sorpresa bastante preocupante.

"No hay Yeti, está totalmente vacío... ¡Broza!" B rimaba mientras gesticulaba salvajemente con las manos, logrando crear una marca en la frente de A. A pesar de su tonta acción, internamente B estaba discutiendo con su inquilino sobre lo que estaba pasando. Trató de aumentar el alcance o la precisión de sus sentidos de chakra e incluso dejó que las ocho colas lo intentaran, pero ninguno pudo sentir nada parecido a un humano en ningún lugar cercano.

Rei tenía demasiada experiencia en lo que respecta a la detección y tuvo la previsión de esperar que los enemigos trajeran al menos un sensor con ellos. Se aseguró de que todos los escondites de los escuadrones de diez hombres de Kiri tuvieran sellos infalibles de detección de chakras. A menos que B tuviera una habilidad como la detección de emociones de Kurama, sería incapaz de sentir al shinobi de Kiri sin importar cuánto lo intentara.

"¡Comandante A!" Una mujer de cabello naranja de apenas veinte años con el pelo largo hasta los hombros se acercó a A. Como máximo le alcanzó el pecho pero en el segundo que la vio, su rostro se iluminó. "Parece que el enemigo se retiró. ¿Puedo llevar a algunos de nuestros hombres a explorar la base?" Ella preguntó con entusiasmo y A no pudo evitar reírse mientras le daba unas palmaditas en la cabeza, haciéndola bajar la cabeza con un puchero de vergüenza y comenzar a murmurar algo sospechosamente similar a 'A no baka'.