"Volver A Tu Hogar" (2x02)

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Iskender

Caminaba por los pasillos solitarios del palacio. El frío del piso atravesaba su calzado y le llegaba hasta la planta de los pies. Se apresuraba en regresar a sus aposentos junto a Ayse. No dejaba de pensar en lo que acababa de oír. Mehmed y Osmán estaban discutiendo sobre él y su matrimonio con Ayse, era un enorme mal entendido que él debía solucionar lo antes posible.

Eran altas horas de la noche. Cuando abrió con cuidado las puertas de sus aposentos, se encontró con su esposa sentada en una silla. Lo estaba mirando fijo, como si esperase a que él entrara. Caminó hacia el interior y se sentó en la cama frente a ella.

   –¿Me esperabas? ¿Qué haces despierta tan tarde? —Estiró su brazo para acariciarle la mano. Ella la quitó con brusquedad.

   –La pregunta aquí es sobre qué hacías tú a esta hora, fuera de nuestros aposentos. Sigues vestido, no traes ropa de dormir.

   –Escucha, Ayse. Escuché a tus hermanos discutir sobre nosotros. Mehmed y Osmán están equivocados, ellos... —No pudo seguir hablando, Ayse lo interrumpió levantando ambas manos en el aire, como gesto de su agotamiento.

Se levantó de golpe de la silla haciéndola caer hacia atrás. Fue hacia la puerta del balcón y regresó. Tenía una mano apoyada en su cintura y la otra cubriéndose la boca, negaba en silencio y cerraba sus ojos con fuerza. Se detuvo frente a Iskender, lo veía molesta. Decepcionada.

   –Solo Alá sabe dónde estuviste. Alá y solo Alá tiene la capacidad de comprensión. Solo él sabe dónde fuiste luego de nuestra discusión en el jardín.

Ayse se acercó a Iskender, lo miraba fijo a los ojos. Se acercó otro poco y olfateó su cuello, se encargó que Iskender la escuchara. Agitó su mano en el aire después de alejarse de él, como si intentase dispersar el olor.

   –Esa fragancia que traes, ¿Es nueva? ¿La exigiste a Jennet como una nueva fragancia para el esposo de la hija del gran sultán Ahmed y de la sultana Kösem? –Inclinó su cabeza hacia la izquierda. –¿O es el aroma de Gokhan Aga que se impregnó en tus telas ?

Se asustó ante la idea de que Ayse supiera. Iskender empalideció y se levantó de la cama. Titubeaba algunas palabras, pero no fue capaz de hilar una oración. Ella sabía que lo tenía atrapado, y él suplicaba que algo lo salvase de esa conversación.

   –Estabas con el aga de mi hermano, Iskender. Te vi, en la arboleda junto a los muros, estabas con él. Estaban abrazados en el suelo. —Los ojos de Ayse se cristalizaban mientras hablaba. La voz le temblaba. –No entiendo por qué el esposo de una sultana estaría así con el esclavo de un príncipe... realmente no lo comprendo. Te veías tan cómodo con su cuerpo junto al tuyo. Con sus labios en los tuyos.

La sultana le hablaba a su esposo con mucha tristeza en su voz. No lucía alterada, no estaba histérica, ni tampoco descontrolada. Estaba llorando, de pie frente a él. Se secaba las lágrimas con la delicadeza digna de la hija mayor del sultán. Estaba decepcionada de lo que había tenido que presenciar.

   –No es como tú piensas, déjame explicarte...

   –Eres mi esposo Iskender. Te salvé de ser arrestado y ejecutado. ¿Eres consciente de que si hablo sobre lo que vi, serías decapitado y exhibido como un vil traidor de las buenas costumbres y la integridad base de este palacio? El palacio de mi padre, el gran sultán Ahmed, quien jamás perdonaría que estés caso conmigo, y que tienes tus amoríos en medio del bosque en las noches.

Príncipe Mehmed. (Gay)Where stories live. Discover now