"La Cabaña" (7x16)

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Bulent Aga.

Luego de haber conversado mucho con los chicos, todos con sus respectivas anécdotas de vida y supervivencia, los hago callar con mi mano en alto.
Todos se silencian.

No es que me tengan los oídos cansados o algo por el estilo, pero necesito escucharlo a él.
Señalo al chico de tez oscura.

Él suele hablar poco, ni si quiera sabemos su nombre.

–¿Se lo han preguntado antes? —Pregunto. Se miran entre ellos. –Al parecer no, oye amigo, ¿Puedes decirme tu nombre?

Levanta su mirada frágil hacia mí y me observa en silencio. No veo mala intención en su rostro o algún signo de maldad.

Bulent te hizo una pregunta. —Añade Volkan sin necesidad alguna. –Vamos responde.

–Basta Volkan, no es necesario tanta agresividad.

–Me llamo Derrick.

Todos se miran asombrados entre ellos. Espontáneamente uno de los chicos comienza a aplaudir y todos le siguen. Los aplausos llena la cabaña y una pequeña sonrisa se marca en el rostro de Derrick.

El encargado abre la cortina y nos queda viendo serio.

Me alegra escuchar que todos tienen mucho ánimo el día de hoy, pasé por las otras cabañas y están vacías, creí que se habían ido todos.

De fondo se escucha sonar una especie de metal contra metal. Es la señal de que debemos levantarnos y volver a la construcción.

Todos nos levantamos y salimos uno a uno, le hago un gesto a Volkan y Bekir para salir al final. Derrik se queda con nosotros y Cihan lo imita.

Que gusto que te presentaras Derrik. —Lo felicito. –Si hablas y te relacionas, te llevarás mejor con todos, todo es más fácil con aliados.

–¿Somos tus aliados o tus amigos? —Me pregunta Volkan. –Por que si es así como funciona para ti, me buscaré otro chico a quien seguir.

–¿Asumes que tú me sigues y no yo a ti? Claro que somos amigos, idiota. —Respondo riendo.

Durante el día el frío permanece, pero no es tan terrible y mortal como lo vivido anoche. El Sol alumbra pero no calienta, para nada.

¿Qué sentido tiene el Sol si ilumina pero no calienta? —Se queja Bekir.

Yo pensaba exactamente en lo mismo. —Le respondo.

¿De dónde vienen chicos? —Volkan le pregunta a los dos integrantes nuevos. Cihan toma la palabra.

Vengo de una Tundra, en el Norte del Mar Negro, mi familia es la única comerciante del Pueblo, la verdad tiene un nombre, obviamente, pero al llegar aquí descubrí que nadie lo conoce y que es un nombre que se transmite de generación en generación dentro del Pueblo, hasta el día de hoy no he logrado averiguar con qué nombre se conoce aquí fuera. —Relata melancólico.

¿Deseas regresar allí? —Le pregunto.

Daría mi vida por regresar con mi familia.

–Si hicieras eso, estarías muerto. —Dice Bekir.

Si lo sé, sé lo que dije, pero se entiende la idea. Pues fui secuestrado, ya me habría escapado de aquí pero no sé a dónde ir o cómo regresar.

–¿Si supieras dónde es, irías? —Le pregunto.

–Oh, claro, me escaparía de aquí sin dudarlo.

Seguimos caminando desde las cabañas del Risco del Sur, colina abajo hasta la zona de la excavación. Ya va bastante profunda. Todos pasan de largo, extrañamente.
Vamos al final de una larga fila de chicos que caminan en formación.

¿Dónde se supone que vamos? —Pregunta Bekir.

Escuché que a una mina. —Dice Derrick.

¿Una mina? —Pregunto confundido. Todo el grupo lo mira. –¿Seguro Derrick?

–Si, lo escuché ayer, supongo que ninguno aquí se siente ahogado en lugares pequeños.
Suelta una incomoda risa que simula una carcajada.

Doblamos en una esquina de la montaña y bajamos un par de caminos. Llegamos a un espacio amplio en la pared de piedra. Es una cavidad natural que avanza al interior de la montaña llegando a ser terriblemente oscuro, me provoca escalofríos pensar en estar al fondo del agujero.
Es de la altura de dos Volkan, o tres Bekir, tal vez. Un sujeto montando a caballo alcanzaría a pasar justo sin estrellar su cabeza al techo de la cueva.

Supongo que este es nuestro nuevo hogar, al menos durante el día de hoy. —Digo contemplando el agujero.

¿Día de hoy? —Habla Volkan. –Ahí dentro jamás sabremos si es de día, de noche, o si ya pasamos el día siguiente y no nos avisaron para ir a descansar por que así rendimos más horas.

–No sean pesimistas amigos, por favor. —Dice Cihan. No puedo evitar sonreír al escuchar cómo nos llamo. –Vean el lado positivo, ahí dentro podremos conversar y no sudaremos bajo el Sol.

–¿Quién suda realmente en un lugar como esta montaña? Extraño estar en la Fortaleza y el comedor también, tengo hambre, mucha hambre.

Por un momento había olvidado el hecho de que debemos comer para funcionar. Nadie nos guió hacia un desayuno o algo similar. Simplemente nos arrearon hacia aquí desde las cabañas como si fuéramos animales.

Me distrae de mis pensamientos un chico que cayó de espalda contra las rocas del suelo con mucha violencia. Antes de poder preguntar qué sucedió Cihan responde.

Acaban de golpearlo por que exigió desayuno.

Los gritos del encargado me erizan la piel.

¡Nadie desayunará! ¡No crean que exigen cosas! ¡No son Príncipes ni nada parecido como para exigir desayunos con bocadillos y té caliente! ¡Vayan a trabajar, vamos!

Todos comienzan a entrar en el agujero empujándose unos con otros. De estar al final de la fila sin querer quedamos en medio de todos. Nuestro pequeño grupo se separa poco a poco cuando otros chicos se atraviesan y quedan entre nosotros. Escucho la voz de Bekir y también de Volkan diciéndome que no me aleje. La oscuridad nos rodea y se escucha el eco de todas nuestras voces al mismo tiempo.

Intento buscar a los chicos pero no logro ver algo distinguible, mis ojos no se adaptan a la oscuridad del lugar. La humedad y el frío se sienten en mi piel.

Siento que una mano toma la mía. Y escucho la voz de Bekir decirme que es él, y que también tiene a Volkan en su otra mano. Siento un leve alivio al tenerlos cerca mío.

Príncipe Mehmed. (Gay)Where stories live. Discover now