"Una Cura Para El Aga" (5x18)

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Príncipe Mehmed.

Yigit se encuentra sentado junto a mi y Eren el bajo, en frente de nosotros.

¿Cómo sabe usted que ninguna de ellas intentó envenenar a Tarkan? —Pregunta Eren.

Recorrimos la ruta a paso apresurado, ya ascendemos la colina del Sultán, que quiere decir que nos aproximamos al Palacio.

¿Para qué me darían el antídoto si querían matarlo? —Respondo.

–¿Y si el antídoto iba a acabar el trabajo?

Ambos nos silenciamos y nos vemos sin decir una palabra.

Todos hubiésemos visto que él moría luego de beber eso. Todo hubiese apuntado a Halime y su hija, los tres hubiésemos sido testigos.

–¿Entonces quienes más podrían ser? —Pregunta Yigit con notable duda en su tono de voz.

–No lo sé... Mi bisabuela Safiye ordenó el asesinato de los hermanos mayores de Iskender, no me sorprendería que ella lo haya hecho todo. Ella es la principal sospechosa por el momento.

–¿Y cómo podríamos hacer ese trabajo?
Pregunta el Aga bajo.

–Ya deja de hacerme preguntas Eren, y mejor dame ideas para planearlo todo, debemos enfrentar a mi bisabuela.

–La Legendaria Sultana Safiye... —Suspira.

–Sus días de gloria han acabado, ella no posee ni poder, ni tesoro, no tiene ni una sola moneda de oro. —Dice Yigit.

–¿Cómo así? —Pregunta Eren. Me dispongo a responder.

–Mi Padre, el difunto Sultán Ahmed, tomó todas sus pertenencias, absolutamente todas las joyas, cada regalo y cada moneda de oro de su tesoro privado, y se lo obsequió a mi Madre.

–Y ella lo comparte con el Pueblo en sus albergues, la Sultana Kösem es una excelente persona. —Añade Yigit.

–Es por eso, que ha ganado muchos enemigos.

–Escuche Príncipe Mehmed, con respecto a su bisabuela, yo puedo ayudar.

–El hecho que me estés acompañando ya es de mucha ayuda Yigit. —Toco su hombro. –Sin Iskender aquí me hubiera sentido muy solo.

–Puedo vestirme de Aga, e ir con su bisabuela, puedo decirle que el trabajo está hecho y que la medicina envenenada hizo efecto en Tarkan Iskender, que él ha muerto.

Lo medito unos segundos mientras paseo la vista por las murallas del exterior del Palacio.

Bien Yigit, me gusta tu plan, cambia tu vestimenta y en este mismo carruaje ve al Antiguo Palacio a verla, luego me informas.

Bajo del carruaje y me adentro en los pasillos del lugar. Dejando a ambos Agas en el interior.



Abro las puertas de la sala del médico y los veo a ambos en un notable ambiente tenso.

¿Sucede algo?

–¡Príncipe! —Exclama el médico, se acerca a mí.
Este muchacho miente, yo analicé ambas medicinas, la que él ha consumido y la que el Príncipe Mustafá bebe, y no coinciden, ¡No son las mismas! —Señala a Iskender. –¿Por qué no quieres dar aviso de que alguien te ha envenenado? Yo sé que estas diciendo mentiras., son solo mentiras.

–¡Basta! —Grito. Ambos se silencian. –¿Es cierto eso Iskender? —Me hago el desentendido. –¿Estás mintiendo? Tú sabes que no puedes mentirme, soy un Príncipe, hijo del Difunto Sultán Ahmed y hermano del Sultán Osmán, dime la verdad o serás exiliado.

Mientras digo mis frases, guiño uno de mis ojos a Iskender, intentando que el médico no lo note.

Ya les dije a todos, estuve bebiendo la medicina de Mustafá.

–¡Pero no es la misma! —Grita el médico.
¡Te digo que no son las mismas!

–El Gran Maestro, que descanse en paz, me enseñó a prepararla, ¿Pero sabe algo? Quizás la preparé mal, eso debe ser, la hice mal, muy mal.
Dice Iskender.

Oh, si, muchacho, tienes razón, toda la razón.
Se toca la cabeza dos veces. –Príncipe, debo notificarle la situación.

–¿Qué sucede?

–Debo decírselo fuera, por favor. —Me indica salir al pasillo.

Nos alejamos un poco de la puerta y observamos que nadie se acerque.

–Tarkan continúa bajo los efectos, mínimos, de el medicamento, no he podido quitarlo de su sangre aún, no es recomendable que él deje el reposo. Y también hay muchas cosas que recuerda y luego olvida, y luego vuelve a recordar, y después otra vez las olvida.

–¿Qué? ¿En todo el día? ¿Qué rayos se supone que hace usted aquí? Debe sanarlo, y hágalo ahora, Tarkan es muy importante para mi familia.

–¡Alá sabe que eso va más allá de mi conocimiento! —Exclama. La Sultana Humasha aparece en una esquina y nos queda viendo. –No, dije nada, yo dije nada. —Dice fingiendo que no la ha visto, regresa al interior de la sala.

La Sultana se acerca a mí al verme cabizbajo.

¿Cuántas veces debo decirte que no bajes la cabeza? —Me sostiene del mentón.

–Lo siento Sultana.

–¿Qué sucede Mehmed? ¿Por qué discutías con el médico del Palacio?

Lo medito unos segundos y decido hablar.

Es Iskender, Sultana.

–Puedes decírmelo, ¿Qué sucede con él?

–Lo han intentado envenenar.

–¿Cuando? ¿Ahora mismo? ¿Dónde está? Debemos darle agua con carbón enseguida para que lo expulse todo.

–Tranquila, tranquila, no fue esa clase de veneno, si no uno silencioso, que lo ha hecho estar fuera de sí varios días, habla incoherencias e incluso no recuerda acontecimientos importantes, se lo habían estado administrando a modo de calmante para el dolor de sus heridas luego de la batalla por el Trono.

–¿Qué? ¿Una droga alucinógena?

–¿Droga alucinógena? ¿Qué significa eso?
Pregunto con mucha duda.

¿El medicamento continúa en su sangre?

–Si, y el médico no sabe cómo eliminarla.

–En Egipto vi un par de casos similares, creo que puedo ayudar al Aga, aprendí bastante solo escuchando y observando.

–¿Usted cree Sultana? —Pregunto ilusionado.

Hablaré con el médico, te tendré respuestas de aquí al anochecer, ahora vete a descansar, es lo mejor que puedes hacer.

–Muchas gracias Sultana, que Alá la proteja siempre.

La Sultana Humasha hablaba tan segura y convincente que ha logrado atraparme.
Yo sé que no deberíamos confiar, pero ella jamás ha demostrado signos de querer lastimarnos, mi cabeza explotaría si me enterase que ella ha intentado envenenarlo, sería un vuelco tremendo en toda mi investigación.

Justamente es que pienso en Yigit, y hace aparición una concubina anunciando que él me espera en mis Aposentos.

Príncipe Mehmed. (Gay)Where stories live. Discover now