"Pequeños Príncipes" (3x20)

521 62 5
                                    

Tarkan Iskender Aga.

En vista que nunca podré volver a ver a mis hermanos, me he encomendando la misión de evitar que los hermanos de Mehmed se separen aún más.

   –¿En serio piensas ignorarme Murad? —Le hablo siguiéndolo a través del Jardín llegando hasta la laguna.

   –Ya déjame Iskender, tú quieres a Bayezid y a Mehmed, a nadie más.

   –Entiendo que te enojaste por la discusión del otro día, pero escúchame Príncipe. —Me arrodillo para quedar a su altura. –No está bien que ofendas así a Bayezid.

   –Ese maldito nunca será mi hermano.

   –Vamos Murad, qué daría yo por tener a mis hermanos con vida.

   –¡¿Tus hermanos están muertos?! —Se altera y me sostiene por los hombros.

Cabe destacar que al parecer nadie tiene idea de lo sucedido. Para todos, mis hermanos se marcharon de regreso a casa luego de intentar comprar mi libertad con la Sultana Kösem.

En ese momento solo deseaba irme con ellos, pero no me lo permitieron, por mi matrimonio con Ayse.

Aún somos esposos, pero ella sigue un estricto tratamiento en Egipto, no sé si volverá pronto, solo espero que se mejore.

   –¿Me estás escuchando? Te digo que por qué no me habías dicho que murieron.

   –Ellos... Yo... —Titubeo. Él pone su mano en mi mejilla y me tranquiliza. –Fueron acusados de robo, por que yo les regalé unas joyas para mi Madre... Los colgaron en la plaza pública del Pueblo.

Con ambas manos cubre su boca y comienza a llorar.

   –Iskender eso es horrible, ¿Tú estás bien?
¿Cuándo sucedió eso?

   –Eso da lo mismo, pero ya estoy bien, lo importante aquí es que tú no hagas llorar a Bayezid con tus insultos. —Comenzamos a caminar alrededor de la laguna. –Mehmed me contó la historia de las Sultanas, y que Osmán y Bayezid son hijos de Mahfiruze, pero no quita el hecho que sean hijos del mismo Sultán.

   –¿Aún así somos hermanos? ¿Aun que no tengamos la misma Madre?

   –Exacto, y no debes pelear con él por eso.

   –¿Y cómo Osmán y Mehmed? Ellos siempre pelean por eso.

Murad es tan solo un niño pequeño que debe descubrirse él y al mundo también. Todos olvidan aquí que los niños aprenden de los ejemplos y es justamente eso lo que Murad hace con Bayezid, lo ataca por ser hijo de Mahfiruze, justo como Mehmed lo hace con Osmán.

   –No tienes que insultarlo por ser hijo de otra Sultana. Osmán y Mehmed pelean por otras cosas.

   –¿Se pelean por ti?

   –¿Qué? No, no, no.

   –Claro que si, una vez discutieron por que tu fuiste confidente de Mehmed y luego quisiste serlo de Osmán. Nunca te decidías.

   –La historia no fue así, bueno, si sucedió pero no por eso, no vuelvas a repetirlo.

   –Esta bien... —Baja la cabeza. –No quiero seguir enojado contigo, me gusta hablarte y estar juntos.

   –También me agradas Murad, es por eso que te seguí todo el jardín hasta aquí para hablar.



Con Mehmed comemos bocadillos sentados bajo una de las carpas del jardín. Bebiendo té en silencio, apreciando a los Pequeños Príncipes jugar con espadas de madera a lo lejos.

   –¿Sabía que Murad te toma como ejemplo?

   –¿De qué hablas? —Responde distraído.

   –Vamos Mehmed, ponme atención, Murad te toma como un ejemplo a seguir.

   –¿Ya hablaste con él? Voy a asumir que te dijo un par de cosas que te dejaron pensando.

   –Asi es, me dijo que él molestaba a Bayezid por que tú atacabas a Osmán con que él no es hijo de Kösem.

   –No puede ser. —Dice asombrado.

   –Así son las cosas Príncipe. —Toco su cabello con una mano. –Debes asumir las consecuencias de tus actos, por que tu hermano pequeño te imita en todo.

   –Nunca creí que alguien quisiera ser como yo.
Dice mirando el césped. –Soy digno de admiración.

   –Escúchame, no te lo dije para que se te suba el ego, te lo digo para que tengas más cuidado.

   –Está bien Iskender, no voy a discutir contigo por algo como eso, además a Osmán ya casi no lo veo, solo se dedica a salir con Meleksima al Pueblo.

   –¿Y eso te molesta?

Ambos nos miramos en silencio.
Mehmed baja la mirada.

   –Lo siento, no quise sonar así, ella ya no me importa Iskender, solo tengo ojos para ti.

   –Puedes ir a decirles sus verdades en la cara, de todos modos aún alcanzaríamos el carruaje de Phelippe para vivir con él.

Se ríe ruidoso y balanceando hacia adelante y atrás. Da un largo respiro y vuelve a la calma.
¿Oye Iskender?

   –¿Dime?

   –Antes de mi, de nosotros y de este Palacio, ¿Habías sentido esto?

   –¿Esto qué?

   –Esta... Atracción que tenemos.

   –Siendo sincero, jamás, es por eso que desconocí totalmente mis emociones cuando comencé a extrañarte o a querer verte con mayor frecuencia.

   –¿Todo eso lo viviste cuando estábamos distanciados?

   –Voy a asumir que un poco antes de eso, pero creía que era cariño de amigos.

   –Yo también pensé eso alguna vez, que éramos muy buenos amigos, que tú sabías mis secretos y que podía confiar en ti.

   –Yo te odiaba cuando apenas nos conocimos, te consideraba un ser despreciable y bipolar.

   –¿Bipolar? Claro que recuerdo esa palabra con la que me describías. Pero eso ya es pasado, me encanta tenerte cerca y oír tu voz. Las cosas ya son diferentes ahora.

   –Aún puedo saber tus secretos y aún puedes confiar en mi. —Sonrío amigable.

   –Lo tengo más que claro Tarkan, lo tengo muy claro.

   –¿Sabes qué también tengo claro?

   –¿Qué cosa?

   –Que nada nos separará, ni ahora, ni nunca.

Mehmed se pone serio y mira el suelo.

   –¿Será bueno que desafiemos a Alá de esta manera? Rompiendo sus reglas y faltando a nuestra fé.

   –No hemos faltado a su fé, Mehmed, quizás no hemos hecho las cosas al pie de la letra, pero yo me casé, tengo esposa, eso es algo.

   –Y tienes un amorío con el hermano de tu esposa, que bonito y decente.

   –No digas que lo nuestro es indecente.

   –Para los demás si lo es.

   –Si, pero qué importa, mientras seamos felices nada nos influirá.

Ambos reímos y nos abrazamos, siempre vigilando que nadie nos vea.

Sería muy peligroso que alguien descubriese todo esto. En este punto de la historia, a ambos nos dificulta el controlar nuestros impulsos, siento la necesidad de tocar su mano, su espalda o su rostro, o abrazarlo directamente.

Y yo sé que a él le sucede lo mismo, por que aún estando frente a otras personas, cuando ellos no miran, él se atreve a besarme la mejilla solo para sonrojarme.

Príncipe Mehmed. (Gay)Where stories live. Discover now