"Meleksima La Arpía" (7x19)

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Príncipe Mehmed.

Camino por los pasillos del Palacio ignorando todo aquellos que me rodea y a quienes me observan. Siento una pesadez en el pecho que me impide respirar bien. Baris no ha aparecido desde mi propuesta en el Jardín. Me ha abandonado. Me enfoco en inhalar y exhalar adecuadamente ya que siento que si no lo hago mi respiración se detendrá y perderé la consciencia aquí mismo.

Abro las puertas y las cierro tras de mí de un solo golpe. Me siento de rodillas en el suelo de mi Aposento e intento calmar mis náuseas. Desde hace mucho tiempo no me sentía con estos ataques de histeria. Mi cabeza da vueltas, ni mis propios pensamientos logro controlar.

Supongo que la conversación con Murad sobre mis malas decisiones con los hombres y las mentiras que algunos de ellos me han dicho, me han alterado lo suficiente como para recaer en lo que era, antes de conocer a Iskender. Él fue mi salvador.

Tengo que ser sincero, realmente me gustaba Berker, su verde mirada, y acariciar sus brazos pálidos y con vellos color rojizo. Sus músculos que cuando me rodeaba sentía que me protegería de cualquiera, tenía una fuerza tremenda. Aquella vez en la que se sentó sobre mí y quedé tirado de espalda en el techo, sus manos apretaban mis muñecas e intenté moverme un poco, y no pude.

Yo disfruté de su compañía, su mano tocando la mía me erizaba la piel, sus comentarios me aceleraban el corazón y sentir su mirada congelaba todo mi mundo. ¿Debería sentirme mal por traicionar así a Tarkan? No puedo controlarme, no sé controlar mis sentimientos hacia los hombres que me rodean, y por eso lastimé a mi Tarkan Iskender, y ya nunca lo podré recuperar. ¿Con Baris será igual? Me usará para llegar a alguien más o conseguir información.

Lloro con sonidos ahogados aún estando arrodillado en el frío suelo. Mi nariz se congestiona y mis ojos tienden a cerrarse con fuerza.

A quien quiero engañar, no soy deseable para nadie. —Hablo al aire. –A quien podría gustarle mi cuerpo, mi piel, ni a una concubina, ni a un Aga, maldita sea, nací abierto para quien sea que llegue a mi vida, y Alá solo se dedica a dejarme solo, cada vez...

De reojo veo cierto movimiento en los agujeros en la pared en el respaldo de mi cama. Me levanto con molestia y le doy un golpe a la pared. Del otro lado se sobresaltan.

Sal de ahí Baris y ven enseguida, tu Príncipe te necesita. —Le ordeno gritando.

Pasan cortos minutos y mi puerta se abre sin haber sonado los golpes antes.

¿Qué ya no golpeas la puerta? —Le pregunto sentado al borde de la cama.

Lo escuché hablando solo, Príncipe.

–Ya no es necesario que me espíes tras la pared, Baris, es ridículo, puedes estar aquí conmigo.

Hace un recorrido con la mirada por el Aposento.

¿En verdad? —Pregunta incrédulo. –Quizás eso sería un exceso de confianza... Así como lo que le diré a continuación. Yo escuché lo que dijo en voz alta... Y...

–Genial, ya ni en mi Aposento privado tengo privacidad. —Digo molesto.

Me disculpo por eso, pero Príncipe, usted es un ser maravilloso, es hermoso y es lo mejor que puede pasarle a muchas personas, no se menosprecie de esa forma. —Habla de corrido. Se arrodilla frente a mi y toma mis manos. –Nada ni nadie puede bajar su autoestima y su ego a ese nivel, encárguese de recuperar su honor, usted es perfecto tal y como es, nadie puede cambiarlo, y si es alguien que dice amarlo, entonces solo ama su exterior y no su interior, ¿Me entiende? Solo quiero decir... Quiero decirle Principe que... —Baja la mirada y se queda callado.

–Levántate Baris, ven. —Le indico la cama junto a mi. –Puedes hablarme con franqueza, quiero confiar en ti, quiero abrirme a ti y saber que no vas a traicionarme como muchos lo han hecho, te suplico que seas sincero conmigo por que mis sentimientos se han enredado.

–¿Eso que significa?

–Significa que mi mente y mi corazón están confundidos y estás tú en el medio. —Digo viéndolo a los ojos.

Llevo tras de usted mucho tiempo, y ahora entiendo la historia, creí que el Señor Tarkan eran solo familia política, que él amaba a su hermana Ayse, y que "Iskender" era otro Aga con quien usted se involucró, nunca creí que fuesen la misma persona, nunca vi algo sospechoso entre ustedes, supongo que lo supieron disimular bastante bien.

–¿Cómo sabes toda esa historia? Hace unos días dijiste que no conocías a Tarkan Iskender, y dudo mucho en que te hayas enterado de algo más tan pronto.

–¿Ya olvida la conversación que tuvimos con Murad en la Laguna?

–No quieras mentirme Baris, noto algo en tu mirada, estás nervioso.

Sus ojos recorren el Aposento buscando respuestas, o buscando mentiras para decir por respuesta. Su silencio pareciera concederme la razón. Niega con su cabeza y traga saliva con pesadez. Finalmente baja su cabeza y sus ojos tienden a lagrimear con pena.

Estoy obsesionado con usted, estoy enamorado Príncipe, siempre lo pienso, siempre quiero verlo, es por eso que hice aquel agujero. —Señala la pared. –Y por mi amor a usted, es que seré sincero, y de usted depende si me aleja o si permanezco...

–¿Qué? ¿Cómo...? —Intento preguntar pero me silencia con un dedo en el aire.

Se pone de pie y se pasea de un lado a otro dentro del Aposento. Llega hasta el balcón y regresa, mirando el suelo, como si sus batallas internas se estuviesen resolviendo justo ahora. Se detiene frente a mí y me mira inundado en tristeza, sus cejas arqueadas y sus labios temblando. Sus ojos están llenos de lágrimas. Verlo así de mal me provoca mucha culpa, los dos estamos quebrados, uno frente al otro.

La Sultana Meleksima me envió a espiarlo, estaba aquí bajo las órdenes de ella... Pero tocó la coincidencia de que, lo amo más a usted que a mi propia vida Príncipe,

Príncipe Mehmed. (Gay)Место, где живут истории. Откройте их для себя