"Pensamientos De Mehmed" (6x19)

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Príncipe Mehmed.

El aire dentro del aposento de mi Madre pareciera ser muy difícil de respirar. Me concentro en disimular mi pecho apretado y también las ganas de llorar. Inhalo profundo y lo libero con pesadez.

Mi Madre me observa dudosa de hablarme. Sus manos juegan entre ellas y carraspea la garganta cada tantos minutos.

El Sol ilumina todo el lugar, se encuentra en lo más alto. Mientras caminaba por los pasillos del antiguo palacio rumbo aquí, no podía dejar de pensar en Berker.

Las manos aún me tiemblan desde el horrible incidente en el tejado. Cada vez que recuerdo el desgarrador grito del niño cayendo y estrellándose contra el piso de piedra, mi corazón se acelera y mi estómago quiere vaciarse a través de mi boca.

Fue una noche muy larga en la que mi cabeza no dejó de dar vueltas en el asunto. Una y otra vez, repitiendo lo sucedido, la conversación con Berker sobre Gokhan, sus caricias, sus besos... Esos besos tan húmedos y largos...

"Te quiero Mehmed, y siempre te querré" Dijo Berker, antes de besarme, y desaparecer de la escena del crimen.

Confesó que siempre estuve en su mira, que siempre me admiró y me deseó. No me amó, me deseó como hombre, y la forma en que sus manos me recorrían aclara cualquier duda que yo pueda tener sobre eso.

¿Cómo escaló todo tan rápido? ¿Y si tal vez nunca debí asistir a esa reunión en el techo? Si la pelea con Tarkan no hubiera sucedido, no me hubiera subido ahí, y tampoco nos hubiéramos besado tan apasionadamente... Apasionadamente... Y él no me hubiese tocado como lo hizo, con sus manos, tan suaves, y tan grandes...

   –¿Estás bien? —Pregunta mi Madre acercándome una taza de té. –¿Realmente estás bien? Estás distraído, mucho.

   –Distraído, así me encuentro, distraído, muchos estudios, ya sabes... —Respondo intentando regresar a la realidad para responder cosas coherentes.

   –Te noto cansado, quizás deberías no asistir algunos días a tus clases, no hay problema con eso. —Se acerca y me toma la mano. –Si, es importante que te eduques, pero no te sobrecargues, ¿Está bien? Prométeme que cuidarás tus intereses propios además de los del Imperio.

–¿Qué más da si lo hago, Madre? Osmán gobierna el Imperio, yo soy solo un Príncipe que nunca ascendió, y fuiste tú quien decidió no hacerlo.

–No permitamos que esta conversación caiga por vez número mil, en el tema de la ascensión y el Trono, ahora prométeme que continuarás tus estudios y te preocuparas de tus correspondientes cosas.

   –Si Madre, lo haré, no te preocupes por eso.

Golpean la puertas dos veces e ingresa Meleki.

   –Mi Sultana, ya regresé. —Dice reverenciándonos. La saludo con un gesto con la cabeza.

   –¿Qué novedades traes del incidente en el Cuartel anoche? Sé lo más precisa posible, necesito saber si la formación de nuestros más leales guerreros se encuentra en peligro.

Inevitablemente escupo el té en la taza y comienzo a toser. Logro inhalar aire y ellas vuelven la conversación tras hacerle un gesto con la mano para que sigan hablando.

   –Fue una discusión Mi Sultana, los testigos dicen que se oyeron gritos, debe haber sido desde el último piso del Cuartel, alguien lo empujó por la ventana, con eso queda totalmente descartada la idea de que se intentó quitar la vida.

Puedo sentir una enorme pesadez negra encima de mí. Con Berker pudimos salvar a aquel niño, pero el miedo suyo de ser sorprendido y expuesto lo controló. Con Tarkan vivimos el mismo miedo de ser descubiertos por nuestros gustos, y así fue, más de una vez nos descubrieron, pero supimos salir del paso. No puedo señalar a Berker con el dedo, ya que con Tarkan hicimos desaparecer a Gokhan, incendiando La Torre y explotando un barril frente a
mi hermana, con tal de cubrir nuestras huellas.

No puedo enfadarme con Berker, no puedo, pero la culpa me corroe, los sentimientos que tengo están enredados a más no poder. Permití que ese niño saliera lastimado y que sucediera eso entre Berker y Yo.

Por "eso" me refiero a las caricias y besos, aun que pudo pasar más allá, de no ser por el pequeño espía.
Llegó justo a tiempo para detenernos, si eso no ocurría y me desnudaba con Berker, pude arrepentirme toda la vida, me dejé llevar, esos impulsos y descontroles que últimamente me acechan tomaron el control de mi cuerpo, y la necesidad de tocarlo y apreciarlo se apoderaron de mí. Y lo disfruté, lo disfruté mucho, demasiado como para decirlo en voz alta y no sentir vergüenza ante Alá por lo vivido.

Me levanto y doy un largo suspiro. Mi Madre y Meleki me observan atentas

   –Gracias por el té, Madre, debo ir a ver a Tarkan Iskender, no lo veo desde ayer.

   –Pero no bebiste tu taza, Mi León. —Dice apenada señalando la mesa con bocadillos.

   –Tengo que hacer otras cosas, ya tendremos tiempo, adiós Meleki.

Salgo de los Aposentos, y del Antiguo Palacio, rumbo a ver a Tarkan, para abrazarlo y pedirle perdón por lo sucedido ayer, disculparme por la pelea, y que cuando lo haga, yo sienta que lo hace en nombre de aquella pelea y de lo sucedido con Berker anoche.
Necesito su perdón para vivir en paz de ahora en adelante.



Me adentro en los pasillos del Palacio, intentando mirar antes de doblar en la esquina para no encontrarme frente a Osmán o Meleksima, ellos ya no son de mi importancia y pretendo mantenerme como he estado todo este tiempo, alejado de ellos, en completa incomunicación y asistir lo justo y prudente a sus fiestas y celebraciones.

Desde la esquina antes de doblar escucho gritos, como si de una discusión se tratase.

¿Iskender? —Susurro al aire mientras me doy prisa.

Abro las puertas del Aposento y lo veo llorando desconsolado de rodillas y con ambas manos en el suelo, Yigit se encuentra abrazándolo por la espalda, Bulent y Eren lo miran horrorizados.

Los cuatro me ven entrar, tienen los rojos enrojecidos y desgarrados. Iskender jadea y tose con molestia.

   –¡Mehmed! ¡Alguien asesinó a Ruzgar!

Príncipe Mehmed. (Gay)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora